sábado, abril 27, 2024
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Aguirre dinamita a Rajoy

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La decisión de Esperanza Aguirre de aceptar la invitación de Zapatero para negociar, al margen del PP y de su presidente Rajoy, la reforma del actual sistema de financiación autonómica, dando por buenas las conversaciones que el presidente mantuvo el pasado fin de semana con los presidentes de Cataluña y Andalucía, Montilla y Chaves, constituye otra sonora bofetada de la presidenta madrileña al líder de su partido. Agresión directa que fue completada con la última maniobra de Aguirre para convertir Caja Madrid en un mero apéndice de su presidencia, colando a última hora y de tapadillo reformas de la madrileña Ley de Cajas que dejan fuera de juego la Alcaldía de Madrid que preside Gallardón, y la inútil pretensión de Rajoy de que el futuro de Caja Madrid fuera de la exclusiva responsabilidad de la dirección nacional del PP.

La autoridad de Rajoy en el PP en asuntos tan importantes como los aquí citados ha quedado por los suelos, y con él ha hecho un espantoso ridículo la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, que días atrás calificó el encuentro de Zapatero con Montilla de «vergonzoso», exigiendo para el PP un protagonismo previo a esta reunión que ha legitimado Aguirre con su visita a la Moncloa. Y también con su complacencia con los nuevos planes catalanistas de Zapatero, porque el argumento del aumento de la población como medida de financiación le dará a Madrid mejoras parecidas a las de Cataluña, en menoscabo de otras Comunidades más pobres que quedarán a expensas de la sopa boba de la Moncloa, rompiéndose así el principio de la solidaridad interregional e impidiendo que las regiones más atrasadas o las menos desarrolladas jamás puedan ponerse al nivel de las más poderosas.

Lo que prueba que Aguirre, además de mofarse y saltarse a Rajoy -y a los otros dirigentes de su partido, porque el valenciano Camps pidió a todos los presidentes autonómicos del PP que no fueran a Moncloa, para actuar todos unidos con Rajoy-, ha vuelto a actuar con el egoísmo que exhibió durante el ataque terrorista de Bombay, cuando huyó y abandonó a sus compañeros de viaje. Otra vez Aguirre se ha vuelto a escapar ella sola y por su cuenta, al grito de «sálvese quien pueda», dejando al resto de las Autonomías del PP a verlas venir y a recoger la limosna con la que Zapatero piensa ocultar la ruptura de la solidaridad y del reequilibrio entre las regiones ricas y pobres de España. De manera que lo único «vergonzoso» es el desbarajuste del PP y la falta de autoridad de Rajoy y de De Cospedal, puesta ayer en evidencia por Aguirre, mientras Gallardón, asustado, mudo y estupefacto -Manuel Cobo se vuelve a quedar solo, dando la cara-, permanece escondido en su palacio de Cibeles sin saber qué hacer y sin hablar.

Si a todo ello sumamos, la reciente espantada de Rajoy de la votación de los Presupuestos Generales del Estado del 2009 para almorzar con Jaime Mayor Oreja -dicen que en un restaurante de cinco tenedores, a costa del PP (sic)- para ofrecerle la cabecera del cartel de las elecciones europeas, confirmando el fin del pretendido regreso al centro del congreso del PP en Valencia del pasado mes de junio y a pesar de que el citado político vasco ha intrigado a muerte contra Rajoy, como se vio en el caso María San Gil, la conspiración del 11-M y en la campaña de los medios conservadores contra la actual dirección del partido. Si sumamos esto y lo valoramos en justa medida, veremos que Aguirre ha dinamitado a Rajoy en una cuestión tan crucial como es la reforma del sistema de financiación autonómica, y ha dejado en una situación lamentable la pretendida autoridad del líder del PP. El mismo Rajoy que, por lo que se ve en su posible pacto con Mayor Oreja, regresa como hijo pródigo al regazo del aznarismo, a cambio de mantener intacta su cómoda posición en la eterna oposición y las comilonas de cinco tenedores con sus colegas de la dirección del PP.

Naturalmente, tanto el presidente Zapatero como el PSOE de Madrid saben muy bien lo que hacen dándole cancha a Aguirre, y rompiendo con ello el PP, tanto en el ámbito nacional con lo de la financiación autonómica, como en el madrileño con el vuelco que están preparando, a dos bandas, en Caja Madrid. El auténtico y en tamaño cuarto banco de España con cuyo control Aguirre refuerza su inmenso poder autonómico. El que unido a los medios de comunicación conservadores que la cortejan y la jalean –El Mundo, La Razón, ABC, la COPE, Intereconomía y Telemadrid-, que son los mismos que agreden o ningunean a Rajoy y Gallardón, dibuja un negro panorama en el seno del PP al tiempo que vaticina el nuevo intento de asalto al liderazgo del partido, a corto o medio plazo (en el congreso del 2011) tanto por parte de la propia Aguirre, como por Rodrigo Rato, o el mismísimo Aznar, si las cosas en el PP siguen y continúan por donde van.

Pablo Sebastián

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