viernes, abril 26, 2024
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Las capas del Frente Atlético

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El haber tenido un domingo de comunión con todo el Calderón –3-0 al Valencia, Torres aclamado como un héroe– no da paz al Frente Atlético, al menos a su facción más histórica. El carpetazo a la investigación por la muerte violenta de 'Jimmy' –el hincha de Riazor Blues, del Deportivo de La Coruña– ha propiciado que la Policía reactive las investigaciones sobre la parte clandestina de este grupo. La indignación entre los veteranos del Frente Atlético se produce tras la informaciones periodísticas en las que se dibuja una directiva del Frente, que ellos no reconocen. “El Frente son muchas capas. La última, la que defiende el honor del grupo y del club, está desactivada por la presión de la Policía. Nadie se mueve”, explica un veterano líder del grupo ultra del Atlético de Madrid.

Precisamente la desactivación de los ultras rojiblancos está en el contexto en que se produjeron los incidentes violentos con los Riazor Blues que desembocaron en la muerte trágica de Javier Romero, 'Jimmy', uno de los más destacados del subgrupo violento Los Suaves. Entre los grupos ultra de los clubes españoles había la percepción de que el Frente Atlético estaba desactivado. El reto era colocar su bandera en plena sede de los rojiblancos, un bar aledaño al Estadio Vicente Calderón. Los más veteranos y violentos del Frente acudieron a la llamada, y la consecuencia fue la algarada violenta a orillas del Manzanares.

Los ultras del Atlético aseguran que los informes policiales son tan erróneos, que señalan en la cúspide a un seguidor que lleva dos años trabajando y viviendo fuera de España, en un país del Golfo Pérsico. “Otro de los que hablan no es nadie para nosotros, insignificante, como para que esté en la directiva del Frente”. A otro de los que acusan de estar involucrado en la muerte de Aitor Zabaleta –un seguidor de la Real Sociedad acuchillado junto al Vicente Calderón en 1998–, era un niño por aquel entonces.

La conclusión es que la Policía Nacional tiene un cierto despiste con este grupo ultra que llegó a estar infiltrado incluso por agentes especiales de la Guardia Civil para poder ser neutralizado en los años de su apogeo, a finales de los 90.

Consecuencia de esta falta de información de las entrañas del Frente Atlético son los sucesivos errores en la investigación del asesinato de Javier Romero, ‘Jimmy’, que ha hecho que el caso quede en aguas de borraja, y la muerte del seguidor del Dépor, impune.

Lo que parece claro es que este grupo es difícil de detectar, por la rara estructura del mismo, que se desarrolla más por esporas que jerárquicamente. “Las capas” de las que habla el veterano dirigente remiten a una estructura bastante nebulosa. En esquema, un grupo se ocupa de la animación en el Vicente Calderón. En el campo se sientan –bueno, más bien se sitúan– en el fondo sur, desde donde, fuertemente custodiados, lideran los cánticos que se entonan a lo largo de los partidos. Para poder estar allí sentados, los ultras han de identificarse al comprar sus localidades, y están sometidos a un control más por parte de la seguridad del estadio antes de acceder a la grada.

 

«Los que defienden el honor del grupo»

“Otra capa es la que se ocupa de la organización de los tifos”, explican a ESTRELLA DIGITAL fuentes de los ultras. Los “tifos” son los mosaicos que lanzan mensajes o consignas, o bien meros dibujos, antes de comenzar los partidos. Son la máxima expresión del sentir de los ultras, que coleccionan fotos de los mejores tifos hechos en el mundo futbolísticos. En este campo el Vicente Calderón es un escenario renombrado, si bien tanto el club como la Policía dan menos facilidades y el ritmo de tipos ha bajado. Finalmente están los que “defienden el honor del grupo y del club”. Esto es, en la jerga de los ultras, los grupos que se enfrentan violentamente a las hinchadas rivales.

El Frente Atlético siempre ha dispuesto de un grupo violento, bastante bien organizado. En las grandes finales, grupos fuertes del Frente incluso hicieron de equipo de seguridad de los hinchas en los desplazamientos por Lisboa, en menor medida en Milán. En este grupo se encuadran los que en el frente llaman “los viejos”. Veteranos de varias batallas a palo limpio contra hinchadas rivales. Forma parte de las leyes no escritas de estas bandas el meritoriaje por medio de demostraciones de violencia. “Los viejos” generan en los jóvenes una admiración casi de veteranos de guerra. Los jóvenes hacen alardes antes los veteranos para ser admitidos en el núcleo duro.

El Frente Atlético trata de imponer su ley incluso en la ambientación del Vicente Calderón. Otra cosa es que los aficionados rojiblancos estén dispuestos a transigir con ciertas actitudes. Los cánticos jactándose del asesinato de Aitor Zabaleta ya están desterrados, gracias a los abucheos de los espectadores del Calderón. Del mismo modo, en las últimas semanas el Frente intenta reclamar, con sus cánticos, su protagonismo en los éxitos del equipo de fútbol («Frente y afición, Atleti campeón»). Estos cánticos no son seguidos mayoritariamente por la afición que acude al campo.

Los ultras rojiblancos no han tenido incluso empacho en negarse a animar a su equipo, con tal de hacer valer su posición de fuerza. Generalmente cuando hay algún miembro del núcleo duro en prisión. El público no suele ver con buenos ojos estas acciones, que interpretan como “chantajes”.

“Desde que sucedió lo de ‘Jimmy’ el Frente está totalmente parado, la Policía está muy vigilante. Nadie se atreve a hacer nada”, explica un dirigente.

Joaquín Vidal

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