viernes, mayo 17, 2024
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«Me han robado a mi hijo Hugo»

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Emiliano Medina Martín vive un infierno desde hace más de cinco años, cuando su expareja, Elena, le arrebatara a su bien más preciado, su hijo Hugo. Emi, como así le llaman sus amigos, fue a recoger a su pequeño a la casa de su tía materna, en Leganés, pero el domicilio estaba vacío. Elena y Hugo habían puesto rumbo a Perú, país natal de la primera, sin previo aviso. Desde entonces, Emiliano sólo ha visto una vez más a su hijo y libra una batalla para que se aplique el Convenio de la Haya y le devuelvan al menor.

Todo comenzó en 2004, cuando Emiliano, un agente de seguridad de profesión, se enamoró de Elena, una joven de origen peruano. Los pasos en la relación se sucedieron con un ritmo vertiginoso y pronto se lanzaron a la aventura de la paternidad. “A los pocos meses de conocer a Elena tuvimos a Hugo. Desde la lactancia, ella ya no tenía relación con él. Desde un primer momento, yo fui el encargado de cuidarlo y educarlo”, afirma Emiliano.

Denunciado y detenido

La falta de afectividad de Elena con Hugo influyó de una manera directa en la relación de pareja. Los años se sucedían y las provocaciones de Elena hacia su pareja eran continuas. El vínculo poco a poco se deterioró hasta que en 2010 Emiliano decidió romperlo definitivamente. Ella no asumió la ruptura y comenzó una etapa de violencia verbal sobre Emiliano, aunque lo verdaderamente grave ocurrió al día siguiente. “Dos agentes de paisano de la Guardia Civil se presentaron en mi trabajo para arrestarme. Como me vieron tranquilo me comunicaron que mi pareja me había denunciado por supuestas amenazas”, explica el padre de Hugo.

Emiliano pasó esa noche en los calabozos de los juzgados de Colmenar Viejo. Cuando amaneció tuvo lugar un juicio rápido en el que Elena, además, solicitó una orden de alejamiento. “La causa quedó sobreseída, fui declarado inocente”, explica. Ese mismo día que salió en libertad, Emi tenía un compromiso laboral y no pudo ver a Hugo, pero se mantuvo en todo momento en contacto con sus padres que habían viajado hasta Madrid para apoyarlo. “Ellos me decían que estaba todo bien, pero la realidad es que Elena se había llevado a Hugo a casa de su tía materna y no dejaba a nadie que se acercara a él”, afirma.

Amenazas previas

Desde el instante en que produce aquel desagradable episodio, Emiliano inicia los trámites para hacerse con la custodia del menor, que en ese momento tenía cinco años. Hasta septiembre de 2010, los padres comparten custodia gracias a la insistencia de Emiliano, que piensa que para el buen desarrollo del pequeño es mejor que mantenga la relación con ambos. Pero un día, después de las vacaciones de verano, Emi acudió a recoger a Hugo en el domicilio de la tía de materna, donde se encontraba junto a su madre. Fue acompañado de algunos vecinos para que atestiguaran que no se producía ningún tipo de violencia, pero en el domicilio no había nadie.

“No sabía dónde estaban hasta que meses después amigos en común me confirman que ella y Hugo están en Perú, pero sí es cierto que ella me había avisado en un email de sus intenciones de robarme a Hugo y de volver a denunciarme en falso si hiciera falta”, relata Emi.

Después de averiguar el paradero del menor, el asunto parecía esclarecerse. Gracias al Convenio de La Haya Emiliano podría traer a su hijo de vuelta a España en un periodo máximo de seis semanas, según el documento firmado por ambos países. Pero ya han pasado más de cinco años y Hugo sigue sin poder abrazar a su progenitor.

Sin apoyo del Gobierno

“En Perú, están realizando un proceso judicial nacional. Es decir, tratan el tema como si fuese una disolución de familia. Ellos tenían que valorar la documentación que España le manda y restituir a mi hijo antes de seis semanas, según el Convenio de la Haya”, narra desesperado Emiliano.

Las instituciones españolas, en las cuales asegura que “no tiene ninguna esperanza” y por las que se siente “abandonado”, se han mostrado tajantes hasta el momento en este asunto. El Gobierno español afirma que Perú es un país soberano e independiente judicialmente. “Marta Pertegaz, primera secretaria del Convenio de la Haya, me ha dicho que quien tiene que poner la queja al tribunal no soy yo, sino el Estado Español”, explica. La Casa Real Española ha sido la única que se ha interesado por el tema, según el padre de Hugo.

En la actualidad, el caso se encuentra en manos del Tribunal Superior de Justicia, en Lima. En primera instancia la justicia peruana le dio la razón, pero una gran multitud de recursos y un testimonio confuso del menor hicieron que de segunda instancia pasara otra vez a primera y que el proceso se alargara en el tiempo hasta ahora. “Aunque el Supremo me dé la razón, pueden presentar recursos y recursos y recursos… pero no pierdo de la esperanza de recuperar a mi hijo a pesar de tener dos amenazas de muerte por parte materna”, narra apesadumbrado.

Es tanta la seguridad que tiene Emiliano en recuperar a su niño que incluso le ha empadronado en Alcobendas, ciudad donde vive, y le ha puesto su nombre a una de las habitaciones del domicilio que será para él “cuando regrese”. Hasta que llegue ese momento, su actual pareja y su hijo Deylan le proporcionan la fuerza necesaria para luchar ya no como padre de Hugo sino como defensor de un menor. Su causa se puede apoyar a través de plataformas como Change.org. «No he perdido a Hugo porque yo no lo he dejado voluntariamente. Sigo teniendo y lo tendré siempre en mi corazón», sentencia.

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