lunes, mayo 20, 2024
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Así reina Felipe VI

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El príncipe de Asturias era germánico; Felipe VI es mediterráneo. Al menos en sus maneras. “La mano de Letizia se ha notado mucho, ha refrescado sus círculos de amistades y lo ha acercado al suelo”, explica un alto representante del Estado que ha trabajado con el monarca. Felipe VI reina hablando. Y lo hace generalmente en la distancia corta, a gusto con los encuentros discretos, un arte que dominó su padre y que él ha refinado, ampliando el círculo de sus interlocutores.

Felipe de Borbón, casi dos metros de altura, recia barba, impresiona en las distancias cortas. Que es donde ahora saca a relucir sus dotes más cercanas, cuando antes era de trato complicado. “Juan Carlos te hablaba de si la croqueta estaba caliente, y te ganaba. Felipe era más frío, protocolario”, explica otro alto miembro de la Administración. Era más frío, antes. Ahora no tiene empacho en saltarse el protocolo.

Lo que ocurre es que Felipe VI es un rey menos “intuitivo” que su padre. “Trabaja muchísimo, en el despacho”, asegura una persona que tiene acceso a los círculos de los dos reyes. “Se prepara personalmente todos sus actos e intervenciones, no va sin preparar nunca”, explica la misma fuente. Una versión en la que coinciden los miembros de la Administración del Estado que tienen contacto con Felipe VI. “Se lee los papeles, se trae las cosas estudiadas. Pregunta mucho, tiene curiosidad”, confirma un militar.

“En unas maniobras en San Gregorio vio unas gorras teresianas, que no son del Ejército de Tierra, sino de la Infantería de Marina. Le pareció raro y mandó llamar a los infantes de marina para preguntarles qué hacían allí. Al charlar, tuvo hasta memoria para acordarse de unos heridos –‘unos grandullones’, dijo Felipe de Borbón– que había ido a visitar al Gómez Ulla y pedir que les mandaran un abrazo. Nos quedamos de piedra”, explica un militar que trató con el monarca.

Pero, aunque siga vistiendo a menudo el uniforme militar, Felipe VI tiene claro que su reinado está vinculado a la situación política, que sigue muy de cerca. El nuevo monarca despacha cada miércoles con el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. No son despachos protocolarios, sino con contenido. “Antes había conversaciones eternas con cada uno que venía a La Zarzuela. El carácter es distinto, y don Felipe lo hace de otra manera”, explica otra fuente. Y es precisamente en esta tarea de despacho donde juega un papel fundamental su mano derecha, Jaime Alfonsín. Ya era su principal confidente y consejero durante su etapa como Príncipe de Asturias, y hoy es el jefe de la Casa Real. Alfonsín sigue siendo su persona de máxima confianza, y junto a su padre, Don Juan Carlos, consituyen el núcleo duro al que Don Felipe recurre habitualmente para inspirarse y tomar decisiones.

Felipe VI se está esmerando en este año de reinado en mantener vivos los contactos y las relaciones con los líderes de los principales partidos. Tanto él como Letizia –“pienso que era influencia de la reina”, explica una fuente– tuvieron una magnífica relación con Eduardo Madina, cuando este era claro aspirante a la secretaría General del PSOE. Una relación que incluía cenas en pareja también con la mujer de Madina. Pero salió Pedro Sánchez, a quién el rey Felipe también se ha sabido ganar.

“Se llevan muy bien, hablan por teléfono a menudo y se ven. Ha habido simpatía entre ellos y se nota”, explica una fuente con acceso cercano a ambos personajes. Sánchez tuvo el detalle de llamar el domingo siguiente a la final de la Copa del Rey para solidarizarse y comentar el asunto con Felipe de Borbón, porque no le había gustado las actitudes que había visto en el Nou Camp. Pedro Sánchez y Letizia Ortiz fueron coetáneos en el Ramiro de Maeztu durante su etapa escolar. No se conocían de entonces –Letizia hacía horario nocturno y Sánchez, estrella del baloncesto colegial, lo hacía de mañana–, pero es claro que la opinión y la simpatía de Letizia Ortiz hacia el líder del PSOE son claves para que el rey se sienta más cercano.

Letizia Ortiz es la influencia clave en el Rey Felipe VI. Cuando están bien y cuando hay desavenencias. Felipe VI ha sido visto en cafeterías de poblaciones cercanas a La Zarzuela en tardes de fin de semana con gesto realmente triste. No es así ahora, la pareja está en buena sintonía. Y el rey se ha dejado guiar por la sociedad que Letizia Ortiz le iba mostrando.

Quizás el trago más amargo del reinado de 365 días de Felipe VI haya sido los problemas de su hermana la infanta Cristina con la Justicia. Cristina de Borbón ha presionado al máximo incluso para acudir a las celebraciones familiares de Navidad en La Zarzuela. Fue el rey Juan Carlos quien se lo prohibió. El reproche, según fuentes de Zarzuela, de la infanta Cristina a su padre, fue muy duro de encajar: “¿Hablamos de política o de familia?”.

Seguramente el amargo cáliz que bebe por razón de los negocios de su hermana y su cuñado Urdangarin tengan avisado a Felipe de Borbón de las ambigüedades entre amistad, familia y negocios. “No pasa una, huye espantado de cualquier atisbo de cosas raras”, explica otra fuente de Zarzuela. “Es un gran profesional. Esta obsesionado con no fallar”, describe un general con altas responsabilidades en las Fuerzas Armadas, que no sólo ve a Felipe VI “más preparado que a su padre”, sino que también con otras maneras de reinar. “A Don Juan Carlos le gustaba dejar caer su opinión sobre nombramientos en el Ejército y el CNI. A Don Felipe ni se le ha ocurrido, ni creo que se le ocurra”.

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