Imagínese que su tasa de colesterol supera lo normal. Achacarlo al sedentarismo, el alcohol o los hábitos alimenticios es en lo primero que, a buen seguro, pensará. Pero, ¿y si ese nivel desorbitado de colesterol no es algo que usted haya generado? Es lo que les ocurre en España a unas 100.000 personas que sufren hipercolesterolemia familiar heterocigota y unas 600.000 que padecen hiperlipemia familiar combinada. Patologías de carácter hereditario, derivadas de su condición genética, y a las que le atribuyen entre 5.000 y 10.000 infartos de miocardio al año en España.
La hipercolesterolemia familiar es hereditaria -se expresa desde el nacimiento- y se caracteriza por un aumento de las concentraciones plasmáticas de colesterol, mientras que, en la hiperlipemia familiar combinada, tanto el colesterol como los triglicéridos se encuentran elevados, expone el doctor Pedro Mata, presidente de la Fundación de Hipercolesterolemia Familiar. Esta entidad ha puesto en marcha un registro para contabilizar el número de afectados, lo que contribuirá a detectar de forma precoz estas enfermedades de las que no hay síntomas. En muchos casos, los enfermos no saben que padecen alguna de estas patologías hasta que sufren un infarto a edades tempranas -antes de los 40 años-. Sin tratamiento estas personas pueden ver reducida su esperanza de vida en alrededor de 25 años.
«Con el registro, podremos saber si los padres han transmitido esa tasa de colesterol a sus hijos y de esta forma empezar antes el tratamiento y la vigilancia», añade Mata. Ese tratamiento se prolongará a lo largo de su vida, lo que convierte a estas personas en pacientes crónicos. De ahí los programas e ideas que la Fundación quiere reforzar en torno a la necesidad de implantar una educación y responsabilidad en materia del cuidado hacia uno mismo.
«Es básico adquirir una serie de hábitos saludables. Los pacientes no van a sufrir grandes limitaciones, pero sí deberán acostumbrarse a tomar siempre la medicación, abandonar el tabaco y el alcohol, controlar su peso y, el que haya sufrido un infarto, vivir con un by-pass», concluye el doctor Mata, que pide a las autoridades sanitarias un plan estatal de lucha contra estas enfermedades que, sobre todo, favorezca la formación de los médicos a la hora de saber detectar estas patologías. «En algunas comunidades autónomas ya se están tomando medidas, pero necesitamos que se generalice en toda España».