Bernardino Gaspar es el presidente de la Asociación Española de Afectados de Cáncer de Pulmón (AEACAP), creada en Valencia en diciembre de 2008. A pesar de su corta trayectoria, su actividad es incesante, con múltiples actividades en defensa de las necesidades de los pacientes como asesoramiento, divulgación, colaboración con otros agentes sanitarios y también actos de carácter lúdico.
¿Cómo valora la lucha contra el cáncer de pulmón en España?
En España, la lucha contra el cáncer, en general, debe ser valorada desde un punto de vista muy positivo. Hay que destacar el excelente nivel de la oncología española y el liderazgo de nuestro país en Europa. En el caso del cáncer de pulmón podemos también extrapolar esta valoración.
¿Cuáles son los niveles de incidencia de este tumor?
El cáncer de pulmón es actualmente el segundo tipo de cáncer más frecuente de este país, detrás del colorrectal, con una tasa de mortalidad muy elevada y su incidencia se está incrementando en toda España. Cada año se detectan unos 20.000 casos, lo que representa el 18,4% de los tumores entre los hombres (18.000) y 3,2% entre las mujeres (2.000). Asimismo, el cáncer de pulmón entre las mujeres crece a un ritmo del 6% anual, con el agravante de tratarse de una enfermedad que empieza ahora a cobrarse vidas de aquellas mujeres que empezaron a fumar en los años 70.
¿Las normativas antitabaco están funcionando en la prevención de tumores?
Creemos que no. La normativa que regula el consumo del tabaco (la Ley Antitabaco) no ha tenido unos buenos resultados en la lucha para la prevención de su consumo. El factor de riesgo más importante en el diagnóstico del cáncer de pulmón es el tabaco y, por ello, creemos que la normativa debería aplicarse y cumplirse con rigor para mejorar la calidad de vida de los fumadores activos y pasivos.
Cuando descubrió que sufría la enfermedad, ¿cuál fue su primera reacción?
Cuando te comunican que padeces cáncer una de las primeras reacciones que experimentas es de incredulidad. La mayoría de las personas piensan: «esto no me puede estar pasando a mí». Pasado este primer momento de desconcierto es cuando se asume que sí, que tienes la enfermedad, pero que no hay que rendirse y que no hay otra opción que luchar para seguir viviendo.
¿Cuál fue la reacción de su entorno y de su familia? ¿Cómo le han ayudado?
Al igual que el paciente vive en primera persona una situación de desconcierto e incredulidad, su entorno más cercano también se ve arrastrado por estos sentimientos. Cuando se asume lo que está pasando, la familia y el entorno se convierten en piezas clave para el enfermo pues su apoyo, confianza, empatía y esperanza son esenciales para la recuperación y calidad de vida del paciente.
¿Qué tarea es la más difícil en la lucha contra el cáncer?
Luchar contra el cáncer es una carrera de fondo. Padecer esta enfermedad y recibir su largo tratamiento son aspectos que marcan de por vida y ponen a prueba no sólo la resistencia física de las personas sino especialmente la fuerza psicológica y la paciencia. No hay trucos mágicos para afrontar esta enfermedad. Creo que lo mejor para no dejarse arrastrar por el desánimo o los pensamientos negativos es tratar de hacer una vida lo más normal posible. La cuestión es no dejar de hacer las cosas que uno hacía hasta ese momento si no es estrictamente necesario. Encerrarse y lamentarse de la situación no ayuda a superar este paréntesis desafortunado. Así lo llamó mi oncóloga.
¿Qué recomienda a los pacientes con la misma enfermedad?
Sinceramente les diría que trataran de no dejarse llevar por los sentimientos negativos y que no pensaran que no hay salida. Tener un espíritu positivo contribuye decisivamente a una mejor recuperación. Creo que debemos ver el cáncer como una enfermedad más para la que hay una tasa de curación en muchos casos. El papel desarrollado por las asociaciones es esencial, pues compartir vivencias y situaciones con otras personas que están pasando o han pasado por lo mismo, no sólo reconforta sino que ayuda a resolver dudas y problemas comunes.
¿Qué le pediría al sistema sanitario y las administraciones?
En general el sistema sanitario y los médicos ofrecen un diagnóstico y tratamiento adecuado pero quizás se echa de menos, en algunos casos, un poco más de empatía y humanidad. Respecto a las administraciones les pediría que apostaran, sin ningún tipo de fisura, por la investigación científica para lograr avances significativos en la lucha contra esta enfermedad.
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