«Los haitianos ven al primer presidente negro de los Estados Unidos como su salvador, y éste no debería tener reparos en destinar tantos soldados como pueda. Hasta ahora, la administración de EE.UU. ha actuado correctamente en un desastre humanitario a sus puertas. Cuando la Secretaria de Estado, Hillary Clinton, prometió una presencia estadounidense en Haiti para hoy, mañana y el futuro, estaba mencionando una preocupación central de una relación que ha oscilado desde la intervención hacia el abandono».