viernes, mayo 17, 2024
- Publicidad -

La «Europa de las Naciones»

No te pierdas...

Pragmatismo, creatividad, dinamismo y entusiasmo han sido las líneas maestras de la estrategia de la Unión Europea en la segunda mitad del 2008, bajo la presidencia francesa, que se desarrolló con gran éxito, en unas circunstancias muy difíciles. Y todo ello gracias al presidente galo Nicolas Sarkozy, hiperactivo y empeñado en la busqueda de soluciones para los grandes problemas al orden del día: desde la intervención militar rusa en Georgia, hasta la crisis económica y financiera mundial, sin olvidar otros logros tan significativos como los obtenidos en la ultima cumbre europea, para recuperar el Tratado de Lisboa y frente al cambio climático.

Hasta los más «euro escépticos», que ya estaban acostumbrados a ver una Europa adormecida, sin capacidad de iniciativa ni de liderazgo, son hoy los primeros en reconocer los grandes logros de la «etapa sarcoziana». No hay más que recordar la rapidez de actuación de Sarkozy ante el conflicto de Georgia: en muy pocos días, la presidencia francesa de la UE llevo los rusos a aceptar el alto el fuego y la vuelta a la normalidad. Y poco después, tras la quiebra del gigante americano Lehman Brothers y los riesgos que conllevaba para el sistema financiero mundial, Europa fue la primera en reaccionar, antes incluso que las autoridades americanas.

En estos como en muchos otros casos, durante los seis meses de su presidencia Nicolas Sarkozy siempre actuó como un solista inspirado e hiperactivo, al frente de la orquestra compuesta por los 27 Estados miembros de la Unión, y sobre todo muy por encima del presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durão Barroso, que lleva ya tiempo pensando más en obtener la renovación de su mandato que en su papel de máximo representante europeo. Con ello, el presidente francés hizo una demostración de fuerza muy al estilo del co-fundador de la antigua CEE, el ultra nacionalista General De Gaulle, que defendió siempre con uñas y dientes la Europa de las Naciones, frente al liderazgo de Bruselas.

Sarkozy hasta llegó a pensar que había llegado el momento de criar una especie de «directorio europeo»: ante la gravedad de la crisis, aceptó la sugerencia de su «buen amigo» José Luis Rodríguez Zapatero para convocar una cumbre de la zona euro alargada por la circunstancia a la Gran Bretaña. Hasta entonces, la zona euro sólo había funcionado bajo la dirección técnica de los ministros de Finanzas, y lo que quiso hacer Sarkozy fue darle contenido político, gracias a la participación directa de los jefes de Estado y de gobierno. La canciller alemana Angela Merkel manifestó su desacuerdo desde el primer momento, puesto que se ponía en cuestión la independencia del Banco Central Europeo (BCE), pero Sarkozy mantiene que la zona euro será en el futuro el motor de la Unión.

A la hora de la despedida de la presidencia europea, ante el Parlamento de Estrasburgo, Sarkozy fue, pues, muy claro, avisando que habría que «reunir con más frecuencia» las cumbres de la Zona Euro. La tesi sarkoziana, en defensa de la creación de una especie de directorio europeo al margen y por encima, pues, de la Comisión Europea, de las cumbres tradicionales y de las presidencias de turno, es muy sencilla: seria un «error» y una «locura» construir Europa contra los Estados, porque en los momentos de crisis Europa necesita la capacidad de liderazgo de los «Estados fuertes», los cuales, dice Sarkozy, «tienen los mismos derechos y mayores deberes que los restantes Estados miembros».

Lo cierto es que con Sarkozy, el eje Paris-Berlín ya no funciona como en los viejos tiempos de De Gaulle, Pompidou, Giscard d’Estaing, Mitterrand y Chirac. Y aunque la «amistad franco-alemana» no esté para nada en peligro, porque de ella depende mucho el equilibrio de fuerzas en Europa, es muy evidente que durante la dinámica presidencia francesa Angela Merkel perdió mucho protagonismo político, en provecho del «nuevo Sarkozy», lo cual tiene un don muy particular que es su pragmatismo: al llegar a la presidencia francesa, se veía como un «liberal», en la línea de Friedman, pero ante la gravedad de la crisis, hizo un viraje drástico, y ha descubierto los meritos de Keynes, hasta el punto que ahora tiene mas afinidades con Gordon Brown y con Zapatero que con Angela Merkel.

El «pragmatismo sarkoziano» salió también a flote en las políticas activas del gobierno galo contra la crisis. Así, ante la evidencia de que Angela Merkel nunca estuvo dispuesta a apoyar la reacción concertada de la Unión reclamada por la presidencia francesa, lo que hizo Sarkozy fue avanzar en Francia con medidas unilaterales, como la creación de una especie de «fondo soberano» galo: el Fondo Estratégico de Inversión (FSI, en la terminología francesa), dotado con 20.000 millones de euros (el 70% en activos industriales), con lo cual París pretende proteger sus grupos estratégicos contra la voracidad de predadores extranjeros. Y es también por «pragmatismo» que el plan de relanzamiento económico galo esta más orientado a las Pymes que a los consumidores, al contrario, pues, de lo que ocurre en Alemania, en el Reino Unido y en España.

Con todo ello, Nicolas Sarkozy hizo meritos suficientes para entrar en la lista de las personalidades políticas del año. Lo que muy pocos o nadie podían pensar inicialmente: después de su llegada a la presidencia francesa, su ambicioso programa de reformas económicas y sociales ocupaba menos espacio en la prensa nacional y internacional que sus «amistades peligrosas» con industriales multimillonarios como Martin Bouygues, y sobretodo sus relaciones sentimentales: el divorcio con Cecilia Alberniz y su inmediato matrimonio con la estrella italiana Carla Bruni. Pese al gran éxito de la presidencia europea, la mayoría de los franceses tienen todavía hoy una imagen negativa de su presidente.

Relacionadas

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

- Publicidad -

Últimas noticias

- Publicidad -