viernes, abril 26, 2024
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Los consumidores cambian sus hábitos para ahorrar

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Los altos niveles de inflación que ha experimentado la economía desde el año 2022, han impactado de forma negativa en el bolsillo de los consumidores. Según un nuevo estudio, ante esta situación, más de la mitad de los consumidores han adaptado sus hábitos de compra para poder ahorrar.

Escoger marcas blancas en el supermercado, o retrasar el gasto hasta que empiezan los períodos de ofertas, son algunos de los ajustes más habituales.

Cambio de hábitos en las compras online

Ipsos Digital ha elaborado el estudio “Hábitos de consumo de los compradores online en España” para Amazon. De él se desprende que hasta un 67% de los consumidores han cambiado sus hábitos de consumo en el último año, con la intención de ahorrar.

El estudio concluye que el precio continúa siendo el factor más influyente a la hora de hacer una compra online. Hasta un 96% de los encuestados los consideran “importante” o “muy importante” en el contexto económico actual. Por delante de otros factores como la rapidez de la entrega y la calidad de los productos.

Otro de los fenómenos que destaca el informe es que los períodos de ofertas cada vez tienen más peso sobre la decisión de compra. Un 69% de los encuestados manifiestan retrasar o adelantar sus compras para aprovechar los períodos de ofertas. De hecho, nueve de cada 10 consumidores han realizado compras en fechas como el Black Friday o en el Prime Day.

Amazon confirma esta tendencia. El gigante del comercio electrónico ha manifestado que la gran mayoría de los consumidores guardan los productos en “favoritos” y no hacen la compra hasta que estos no están en oferta.

Además, los compradores online muestran un especial interés hacia los códigos y cupones de descuento y comparan los precios en diferentes tiendas.

Por edades, los más jóvenes son los que más han cambiado sus hábitos. El grupo de edad de 18 a 24 años ha reducido su nivel de compras y muestra más interés hacia las ofertas. En cambio, los mayores de 65 años son los que menos han cambiado sus hábitos de compra online.

Por productos, aquellos en los que es más perceptible el cambio de hábitos son la ropa y el calzado, seguido de la tecnología.

Cambio de hábitos en las compras físicas

En las compras en establecimientos físicos también se viene apreciando desde hace meses un cambio en las pautas de comportamiento de los consumidores.

El consumidor actual es menos fiel a las marcas y prioriza el precio sobre otras cuestiones. Además, se muestra más dispuesto a investigar para buscar ofertas y campañas de descuento, e incluso para comparar precios en diferentes establecimientos.

El informe Índice de Consumidores Futuros, de Ernst & Young, ha puesto de manifiesto que un 68% de los encuestados están preocupados por el alza de los precios. Especialmente la que afecta a productos esenciales como la alimentación, la energía y los combustibles.

La subida de precios está provocando cambios en el perfil psicológico de los consumidores, que se han vuelto más cerebrales. Si tienen que hacer una compra, se lo piensan mucho más que antes, lo que ha hecho descender el volumen de las compras por impulso.

Una cesta de la compra llena de marcas blancas

Uno de los grandes cambios que se han producido es el incremento del peso de las marcas blancas en la cesta de la compra.

Las marcas de las distribuidoras empezaron a ganar protagonismo en la crisis de 2008, y desde hace unos meses están más presentes que nunca en la lista de la compra. 

A finales de 2023, el peso de las marcas blancas en la cesta de la compra en España alcanzó un 43%. Superando así la importancia que tienen estos productos en otros países de Europa.

Javier Campo, presidente de la Asociación de Fabricantes y Distribuidores Aecoc, ha manifestado que el cambio de hábitos del consumidor hacia los productos más baratos ha sido muy brusco. Pero que, aunque es previsible que la tendencia se mantenga a medio plazo, acabará moderándose.

Al margen de las marcas, los consumidores han cambiado incluso de productos. Las proteínas más caras como las de carne de ternera o pescado se han sustituido por otras más baratas como la carne de pollo o la de conejo.

Otro claro ejemplo es el del aceite de oliva. El gran crecimiento que ha experimentado su precio en los últimos meses, ha supuesto un repunte en la venta de productos alternativos como el aceite de orujo.

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