lunes, mayo 6, 2024
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España se instala en el pesimismo

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El CIS ha hecho público el Indicador de Confianza del Consumidor (ICC) correspondiente al mes de Febrero: retrocede cuatro puntos respecto al mes de enero y se sitúa en el 95,2%.

Se trata de un índice que mide la confianza en un indicador de 0 a 200 puntos. En consecuencia, por debajo de 100 se sitúa la percepción negativa de la evolución económica. El índice, basado en 1.400 encuestas con un 2,5% de error, valora por igual tres parámetros básicos: la situación de la familia, la evolución de la economía y la situación del empleo.

El índice revela el cambio de percepción de la ciudadanía respecto al final del año anterior: volvemos a situarnos en la zona de pesimismo en la que nos mantuvimos desde 2010 a 2012, aunque con menos radicalidad.

Hace un año, en Febrero de 2015, el índice era de 99 y cuando se celebraron elecciones estaba situado en 107,4. Es decir, la confianza ha retrocedido en 8 puntos respecto de Diciembre.

En el caso de las expectativas, señala el ICC este retroceso es de 14 puntos. El índice no valora la incertidumbre política sino las mencionadas tendencias económicas, aunque parece evidente que la paralización de la administración no contribuye al optimismo.

La distinta forma en la que los segmentos de la sociedad española valoran las expectativas de empleo son determinantes para definir la confianza del consumidor. Los que consideran que el futuro irá a mejor, un 12%, lo hacen porque esperan la mejora de su empleo. Por el contrario, son el 26,9% de los encuestados los que opinan que la situación empeorará debido tanto al empleo como  a la evolución de los precios.

Este resultado sí parece consistente con el recobrado deterioro del mercado de trabajo aunque sorprende más en el caso de los precios. La preocupación que las familias manifiestan por su evolución no coincide con el descenso de precios que el IPC viene manifestando: deberemos esperar hasta el próximo día 11 para saber en qué medida los precios pueden estar castigando el consumo de las familias.

Ahorrar más, consumir menos

Sea como fuere, los consumidores y las consumidoras españoles vuelven a instalarse en el pesimismo. La consecuencia económica es evidente: ahorrarán más y consumirán menos, en lo que es un nuevo anticipo de la temida deflación.

El índice no deja de revelar las diferencias con que españoles y españolas se enfrentan a la crisis. En primer lugar, debe señalarse que los hombres son más optimistas que las mujeres.

El 14,3 de los hombres cree que las cosas irán mejor frente a solo el 10,5% de las mujeres. Entre los que creen que las cosas empeorarán, se encuentran el 38,1% de las mujeres, frente al 23,5 de los hombres. El optimismo de ellos se revela en un dato esencialmente masculino, al parecer: un tercio de los hombres se dispone a cambiar de vehículo.

Como era de esperar, las expectativas son mejores en las rentas más altas y sectores con mayor formación y son pesimistas entre el sector de los 'ninis': sin estudios y con rentas inferiores a los mil euros.

También parece que el pesimismo va por barrios ideológicos. El mayor porcentaje de compradores de coches se encuentra en el electorado de Podemos, a los que va bien porque ha mejorado el ahorro de su familia y tienen mejor expectativa de empleo. El votante de Ciudadanos, más modesto, compra muebles, y junto al de IU ahorra más. Los que peor llegan a final de mes votan al PP ¿Paradoja o búsqueda de garantías?

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