La ópera belcantista vuelve a la programación del Palau de les Arts de Valencia de la mano de Omer Wellber, que al frente de la Orquestra de la Comunitat Valenciana dirigirá este sábado el estreno de una producción de «L’elisir d’amore», de Gaetano Donizetti, que plantea una metáfora sobre la juventud, las drogas y el alcohol.
En esta versión de «El elixir del amor», la primera coproducción entre el Teatro Real de Madrid y el Palau de les Arts con puesta en escena de Damiano Michieletto, la acción se traslada a una playa actual para referirse a la bebida mágica (el elixir) como una droga química a la que recurre la juventud.
El reparto está encabezado por soprano polaca Aleksandra Kurzak (Adina) y el tenor mexicano Ramón Vargas (Nemorino), secundados por los barítonos Erwin Schrott (Dulcamara) y Fabio Capitanucci (Belcore), así como la soprano Ilona Mataradze (Giannetta).
Aleksandra Kurzak, habitual en los repartos del Covent Garden, la Ópera de Viena y el Metropolitan de Nueva York, ha grabado recientemente en el Palau de les Arts un disco con arias de bel canto con la Orquestra de la Comunitat Valenciana bajo la dirección de Wellber.
Por su parte, el mexicano Ramón Vargas, que debuta en Valencia, está considerado como uno de los tenores líricos de mayor relevancia en el panorama mundial, mientras que el bajo-barítono Erwin Schrott, especialista en papeles mozartianos, regresa al coliseo valenciano tras sus actuaciones en «Don Giovanni», «Le nozze di Figaro» y «Fausto».
Al frente de un equipo creativo integrado por Paolo Fantin (escenografía), Silvia Aymonino (vestuario) y Alessandro Carletti (iluminación), Damiano Michieletto firma la puesta en escena de su primer montaje para la sala principal.
«L’elisir d’amore» es una ópera cómica que contiene algunas de las arias más populares de este género como ‘Una furtiva lágrima’ y ‘Chiedi all’aura lusinghiera’.
Con libreto de Felice Romani y estrenada en Milán en 1832, la obra relata en dos actos las vicisitudes que atraviesa el ingenuo Nemorino para conquistar el amor de la rica y distante Adina.
Según Michieletto, «L’elisir d’amore es una historia divertida pero a la vez triste que nos muestra al desdichado Nemorino como esclavo de un elixir mágico que promete el amor. Pero el propio elixir es una mentira en sí mismo».
«La obra de Donizetti -ha asegurado Michieletto- es también una metáfora sobre el malestar de los jóvenes que buscan refugio en sustancias químicas para evitar afrontar sus miedos y problemas. Por eso he optado por contextualizar la historia en el momento actual con personajes reales y creíbles».
El lugar donde transcurre este «L’elisir d’amore» es la playa, un lugar que, según Michieletto, «recoge de manera simple las relaciones necesarias del libreto y potencia la diversión y la credibilidad para el público de hoy».
Según el director de escena, en el primer acto es la playa de día, con las familias y los niños que juegan, mientras que en el segundo acto es la playa de noche, con la fiesta, el alcohol, el sexo, las bromas y luego la playa desolada y vacía en la que Nemorino a solas canta la famosa área «Una furtiva lágrima».
En esta producción, Adina regenta el chiringuito de la playa donde trabaja Giannetta; Nemorino es un humilde «chico para todo», cuya máxima dicha es poder contemplar a la bella Adina; Dulcamara es un moderno charlatán que promete felicidad a cambio de sus brebajes energéticos, y Belcore es un marinero recién llegado al puerto con ganas de compañía femenina.
Tras el estreno del sábado, «L’elisir d’amore» se representará también el 29 y el 31 de marzo, así como los días 3, 5, 8 y 10 de abril.
Redacción