lunes, mayo 6, 2024
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Los montoneros

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Tiende la periferia española a dar pequeños profetas repletos de enseñanza castiza. Estos hombres, escenifican una lucha contra el poder central, aplaudida por los medios mientras la victoria sea imposible. Paco Jémez, una mixtura entre Guardiola y Micky Mouse, ya debería tener un Bansky que le inmortalizase en una pared del extrarradio. Vallekas se condensó en este individuo. Su estilo de fútbol: suicida, vibrante y atolondrado, casaba con el único barrio de Madrid que cosió memoria a las calles más allá de las franquicias y los organismos oficiales. Jémez, tomó del divino, un fútbol radical de ataque y presión, incluso sin tener jugadores para ello, lo que da a sus partidos contra los grandes un tono de epopeya de cartón piedra.

Ya en la primera jugada hubo una contra mal digerida por Benzemá que estuvo a las puertas del gol. Los jugadores rayistas estaban esparcidos por el césped de una manera aleatoria, formando montones alrededor de los sitios donde se supone que pasan las cosas. Así hay momentos en que esa presión es eficaz, incluso asfixiante y otros en los que los pasos hacia el gol están tan vacíos como una sala de arte contemporáneo.

El rayo suele invocar el caos y esa es una virtud contra los medianos, pero al Madrid nunca le rebasa su longitud de onda. No es posible mantener una ordenanza atacante, ya que la pelota corre mordida y el centro del campo es un mal lugar, trabado y lleno de trincheras. Pero es suficiente con mover el balón con limpieza entre un par de jugadores para que el horizonte se llene de claros. Así, el Madrid insinuó una presión al principio del partido, y en el primer balón que robó Kroos, montó una caseta con Cristiano, y dio un pase que fue como la viga maestra de una estructura que Bale culminó.

El Madrid hizo un ejercicio de introspección y decidió que salir a mar abierto no le iba a acarrear más que problemas. A partir de ahí, apenas presionó y dejó a los rayistas que lucieran su orgullo de peloteros paralímpicos en largas fases del encuentro. Esa salida sinfónica del Real desde atrás, apenas cogió vuelo ni ritmo. En realidad no era necesaria. El rayo ciega la belleza y hace al rival tirar por caminos menos oblicuos. Una contra en el segundo tiempo volvió a conectar al alemán con su comba de una exactitud cruel. Un disparo raso desde 30 metros, que en su punto de máxima elongación comienza a descender hacia la raya de gol hasta postrarse al otro lado en una simetría perfecta.

La subtrama del encuentro la protagonizó Cristiano, que cuando se enfada parece protagonizar una sitcom. El partido sigue por un lado y él, con una cámara a cuestas, por otro, haciendo gestos flamencos y encarándose con el dios del fútbol. Después de mucho perseguir, encontró el gol de una manera cómica, con un disparo bobo que le coló entre las piernas al portero. Ese fue el epílogo bufo de un partido con oleaje pero sin mar de fondo.

Destacaron:

Kroos, inmune al caos y que hilvana con su geometría las idas y venidas de los demás.

Marcelo, que estuvo varias veces en la última línea de fuego y surgió del centro de la zaga para conquistar un territorio que dio lugar al tercer gol, el del alemán, el que setenció el encuentro.

Bale. No se ha movido del jugador que era hace un mes. Arrancó el primer gol tirándose en la zona del delantero centro y aunque no es posible estudiar si su juego beneficia al conjunto más que el de isco, una jugada suya, un amague lento que puso del revés al área, fue uno de los fogonazos que resistían en la retina horas después del final del partido.

Real Madrid, 5 – Rayo, 1

Real Madrid: Navas; Nacho, Pepe, S. Ramos, Marcelo; Modric, Kroos, James (Isco, m. 68); Bale (Chicarito, m. 84), Benzema (Medrán, m. 84) y Cristiano. No utilizados: Casillas, Varane, Aguza, Arbeloa.

Rayo Vallecano: C. Álvarez; Tito, Zé Castro, Abdoulaye Ba, Insúa (Quini, m. 24); Fatau, Trashorras (Jozabed, m. 61); Licá, Bueno, Kakuta; Baptistao (Manucho, m. 72). No utilizados: Cobeño, Pozuelo, Baena y Aquino.

Goles: 1-0. M. 8. Bale. 2-0. M. 39. S. Ramos. 2-1. M. 43. Bueno. 3-1. M. 55. Kroos. 4-1. M. 59. Benzema. 5-1. M. 84. Cristiano

Árbitro: Pérez Montero. Amonestó a Tito, Fatau, Licá y Quini.

Unos 80.000 espectadores en el Santiago Bernabéu.

Ángel del Riego

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