domingo, mayo 5, 2024
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‘Supervivientes’ por el porno

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Me quedé corto en mi anterior columna ('Supervivientes del sexo'). O hay directamente porno en cualquiera de las dos islas (sí, ya sé que en la de Bibiana sería todavía más asqueroso) o esta edición de 'Supervivientes' no va a haber quién la aguante.

Empezando por los modelitos de Jorge Javier, que cada vez se mete más en el papel de Mercedes Milá en 'Gran Hermano' y que confirmó que hace mucho tiempo que ha perdido el sentido del ridículo (sus bermudas de camuflaje, con corbata y chaqueta, provocarán más pesadillas que Freddy Kruger), y terminando por los de la enana de Chiqui.  Sus dos cocos, encima de sus dos melones, fue una de las cosas menos eróticas que pueden verse en el planeta Tierra (quizás en Marte sean el no va más).

Si no se trata de una forma de evitar alguna querella (ya se sabe que Telecinco es experta en hacer contratos a cambio de que retiren de los tribunales demandas), nadie puede entender qué hace la susodicha en este programa y mucho menos en la «isla bonita», porque a la moza se le pude llamar cualquier cosa menos eso.

Quizás la productora haya intentado convertirla en la versión española del ya fallecido Hervé Villechaize, más conocido por Tattoo, el enano que se dio a conocer en la película de Bond 'El hombre de la pistola de oro' y que se convirtió en el principal protagonista de 'La isla de la fantasía', serie que estuvo seis años en pantalla hasta que fue despedido por hacerle proposiciones a cada mujer del set y pelearse con todos los productores. Lo primero, ya sea con mujeres u hombres, sería ridículo en este caso, pero sí es factible que pueda lograr lo segundo con los humos que se gasta.

La verdad es que en cuanto a intelecto tampoco tiene nada que envidiar a sus compañeros de fatigas, como demostraron al montarse en la balsa y alejarse, en vez de acercarse, a la isla. Los pectorales y los brazos de martillo de Thor no sirven para mucho en la mayoría de las ocasiones.

Como mucho para rescatar de morir ahogada en el primer programa a Viviana Figueredo, la supuesta «prostituta» paraguaya, que acudió a un programa como éste con la rémora de no saber nadar. Vamos, casi como ir a un concurso de cocina sin saber freír un huevo.

¿Pero a quién le importa ese detallito en un programa en el que nada tiene sentido? Gracioso, por no decir una palabra malsonante, lo del cronómetro de dos minutos para que los «guapetes» llegaran a tierra. ¿Alguien sabe para qué sirvió al final?. O lo de embadurnar de barro en una prueba a los concursantes para lanzar cocos, y no los de Chiqui, a una canasta. ¿Servía para algo salvo para intentar hacer una particular fiesta de camisetas mojadas nada más llegar?

Ahora habrá que ver, por el tema de las audiencias, si la gente ya se ha cansado de tanta absurdez o si sigue dando oportunidades a estas 15 «joyitas» (es de esperar que Bibiana Fernández, como hizo en 'Campamento de verano' Lucía Etxebarría, abandone pronto el programa, más que por su salud por su imagen) de que se devoren entre sí o conviertan las dos islas en orgías romanas. Más les vale.

 

 

La mosca

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