Bien está que el Partido Popular por fin decida emprender alguna acción legal en medio de esta tormenta que ha provocado su extesorero Bárcenas. Muchos votantes han asistido con estupefacción al disparate de las ruedas de prensa de los dirigentes encargados de defender ‘posiciones oficiales’, sin ser capaces de entender ni dar crédito a lo que oían. El alcance de las ‘acciones legales’ llegará a la prensa, en particular a El País.
Matar al mensajero no es sino una vieja práctica compensatoria de la rabia que producen los efectos de la información que se transmite y, por supuesto, una acción intimidatoria contra los medios informativos para que ‘se tienten la ropa’ a la hora de informar sobre ‘ello’ y sobre ‘ellos’.
Matar al mensajero no es sino una vieja práctica compensatoria de la rabia que producen los efectos de la información que se transmite
Opuestos a hacer valer la honorabilidad de sus actos, los dirigentes populares con Mariano Rajoy al frente de su gobierno, deberían mostrarnos las listas de la amnistía fiscal, y de esa forma dejaríamos de sospechar que todo lo que se cuece entre Génova y Moncloa responde a los intereses de un grupo de políticos acosados y no al tan cacareado interés general.
La hora de Montoro ha pasado. Salvo si se quiere jugar a bufones y payasos, claro está. Nosotros no nos vamos a quedar en la mediocridad del desparpajo de este sujeto, que debería avergonzar al presidente del gobierno, aunque le esté sirviendo de cortina de humo y él se preste a perder la dignidad cada vez que tiene el uso de la palabra, sino que vamos a exigir el cumplimiento de un deber ético con los españoles dando a conocer quiénes han sido los beneficiarios de una verdadera ley de exoneración de responsabilidad a personas que han acumulado bienes sin justificar, cuya procedencia en el caso de los que vamos conociendo, tiene mucho que ver con los negocios hechos a la sombra del poder en beneficio de empresas e intereses que no son los de la ciudadanía.
Y si el problema es la protección de datos o los derechos constitucionales, ya saben, que llamen a Rubalcaba, el heredero de Zapatero, y que se pongan de acuerdo en cambiar la Constitución, esta vez a conveniencia de los españoles. Tienen la semana santa para ello, ya que les gustan para esas reformas los periodos vacacionales.
Que Montoro se calle y que Rajoy nos dé los nombres, los apellidos y las cantidades. Y que dejen de tomarnos por tontos.
Editorial Estrella