Ni la resaca de un fin de semana de noticias escabrosas sobre las cuentas del PP, la honradez de los políticos, la manipulación de la oposición o de tantos matices a vueltas con los ‘papeles’ de Bárcenas, pueden ocultar la trascendencia del que parece el único hecho cierto hasta el momento: la amnistía fiscal de la que Luis Bárcenas ha presumido haberse acogido ante el juez que instruye su caso.
La amnistía fiscal auspiciada por Montoro, y defendida por el Gobierno, ha sido denunciada insistentemente como un ‘enjuague’ para sanear las cuentas opacas de defraudadores de mucho peso y cercanía con el poder. Esa es la clave de bóveda de todo este asunto hasta que se determine la validez de los manoseados papeles del extesorero del PP.
Lo que de verdad es cierto hasta ahora es que ha habido un procedimiento legal para sanear las cuentas de algunos personajes que, como Bárcenas y López Viejo, han reconocido haber utilizado el mecanismo ‘blanqueador’ para sus dineros. Capital, por cierto, investigado en sumarios abiertos y cuya procedencia, como mínimo, no se compadece con salarios propios de servidores públicos
¿Es la amnistía fiscal la puerta de legalización de los dineros que se han movido alrededor de la trama Gürtel? ¿Ha sido este un recurso ideado para mantener vivas complicidades con los afectados y así evitar otras consecuencias? ¿Por qué no se da a conocer la lista de los beneficiarios?
No sabemos quiénes son ni lo que pasa con ese dinero
No lo sabemos, desde luego. Y no lo sabemos porque no tenemos constancia de quiénes son exactamente los beneficiarios de una medida a todas luces carente del mínimo de moralidad en un país que padece los sufrimientos que España soporta. El ministro Montoro dijo en sede parlamentaria que Bárcenas no se había beneficiado de la amnistía. Bárcenas lo desmintió ante el juez.
No sabemos quiénes son ni lo que pasa con ese dinero. Y queremos saber porque es nuestro derecho y es la obligación del gobierno revelar la verdad en una situación tan compleja como ésta.
Editorial Estrella