viernes, abril 26, 2024
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Copago, palabra tabú

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En esta España del Estado de Bienestar a tope, cuando alguien habla de copago parece que cometiera, como poco, un asesinato social. Aquí, por narices todos tenemos que estar contra el copago. El copago es malo por sí mismo. Por naturaleza. Como el pecado. Algunos ni siquiera aceptan el debate. Pero el debate está ahí y ya es muy difícil de parar. La Sanidad, la Educación universitaria y la Justicia, entre otros servicios, exigen un debate para regenerar sus preceptos y adecuarlos a las necesidades de la sociedad actual. Y, entre esa adecuación, está el copago. Lo demás, es demagogia. Entre otras cosas, porque ya se está produciendo ese copago en España. Eso sí, mal distribuido.

No digo que haya que pagar todos los servicios sociales del Estado, porque para eso están los impuestos y, en algunos casos, sería el repago. Pero actualmente, es necesaria una renovación en el destino de esos impuestos. Por ejemplo, en los consignados a Educación. Los impuestos destinados a Educación deberían ser, únicamente, para hacer gratuita y de calidad la enseñanza primaria y secundaria, no la universitaria. En la universitaria, España está tirando una gran cantidad de dinero y una revisión del dispendio sería muy conveniente para premiar al alumno que lo merece y no a la generalidad. Y también, ¿por qué no?,  para reducir el abusivo número de universidades tragaderas que existen.

Pasa igual en Sanidad. Las medicinas tienen ya copago. Pero es un copago desigual. Injusto. Desmedido en algunos casos. Y sería bueno poner también algo de orden y cordura en ello. Pero no es ahí donde habría que debatir el copago sino en la atención primaria y en la hospitalaria que es donde se están produciendo abusos insostenibles.

En la Justicia pasa algo parecido. Como consecuencia de su gratuidad, la sociedad española se ha judicializado. Incluso, la política se ha judicializado. Y esa judicialización la hace injusta, ya que uno de los principios fundamentales de la justicia es su aplicación inmediata y los juzgados no dan a basto. Yo, supongo, que alguna idea saldrá del debate del copago para poner freno a esa injusticia.

No debemos tenerle miedo al debate. No hay que condenar a las palabras. La sociedad española necesita una gran reforma en todos sus estamentos. Se ha gastado. Ha envejecido. Se ha quedado obsoleta de puro miedo a evolucionar. Y entre esas reformas están las estructurales y las otras. Y, entre las otras, está el copago.

Porque, con el copago en su recta dimensión, estoy seguro de que haremos una sociedad más justa y más equitativa.

Pinocchio

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