viernes, abril 26, 2024
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Andrés Gimeno y su generación

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En estos días se celebrará en Barcelona un merecidísimo homenaje a este extenista, leyenda de un deporte que ha dado tantas alegrías a la afición española. El problema es que el homenaje no se realiza con ánimo de reconocer sus méritos. Con el mismo ímpetu que Gimeno sacaba y voleaba en la red, se ha filtrado en los medios de comunicación la situación económica que sufre a sus 74 años. De ahí a que el homenaje tome un injusto pero práctico carácter benéfico.

Esta no es una columna tenística aunque podría serlo. Más por mi “memoria histórica” de espectador que por mi juego, el cual siempre fue espantoso. Se preguntarán entonces a que viene esta glosa de un deportista: pues bien; está clarísimo, Gimeno es un ejemplo de todas las vicisitudes de una generación.

Andrés Gimeno no está en la indigencia. Ya sabemos que lamentablemente existen situaciones mucho más graves. Él mismo lo matiza con el pudor propio de su generación. Eso sí: pasa graves dificultades para llegar a final de mes y ha reducido considerablemente su nivel de vida. Como muchos, como casi todos. Se empieza por darse de baja en los canales de pago y se acaba racionando la gasolina del coche, la nevera o lo que sea. Así en un camino de renuncias cotidianas.

¿Qué ha pasado? Una generación que hizo la postguerra, la transición y esperaba poder disfrutar la jubilación, sin alardes, con la misma forma discreta con la que había vivido y educado a sus hijos, se ha encontrado que los llamados “ahorros de toda una vida” se han evaporado en meses. Justos los últimos de su vida laboral. Cuando ya no existía posibilidad de reacción.

Lo mejor es que nadie sabe cómo ha sido: la inversión en ladrillo; es decir la primera o segunda vivienda se han devaluado y nadie compra, por lo cual se malvende. Las inversiones financieras ya no existen, según se han enterado por noticias leídas en los diarios, ya que las entidades ni se han dignado comunicarlo. Los brókeres han desaparecido. Todo esto es lo real. No estamos hablando de fortunas dilapidadas.

En un último momento de esperanza, esta generación se vuelve hacia el gobierno que debe garantizar sus derechos y contempla con estupor que han sido considerados como primera línea de infantería, ya que la famosa crisis afectó en primer lugar a los pensionistas. Ahora se dice que depende del FMI para que sus pensiones, fruto de muchos años cotizando, alcancen un nivel acorde con la subida del coste de la vida, si es que no se reducen.

Todo es muy injusto. Por ello opino que se está jugando con fuego. Se ha llegado a los “indignados”. El próximo paso serán los “desesperados”.

En cualquier caso espero que el homenaje a Andrés Gimeno sea un éxito y un ruego a los medios: no arrastren su dignidad. Deberían haberle visto jugar contra Rod Laver.

Hasta la semana que viene.

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Paco Fochs

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