Estamos viviendo tiempos difíciles para todo y para todos. El paro, demoledor con un sin fin de familias, está empezando a cambiar el decorado de muchas casas, de muchas familias que mantenían ingresos suficientes y ahora su vida está pendiente de algunas migajas y, en muchos casos, de la caridad y la solidaridad de sus conocidos. Lamentable pero esta es la situación que estamos viviendo a finales de este dos mil once.
Los jóvenes se enfrentan a un escenario desconocido. Empresas que no contratan, sueldos ridículos que nadie hubiera aceptado hace tan solo cinco años, horarios que se parecen más al tercer mundo que a esta Europa que lucha por mantenerse unida.
Y en medio de este desastre económico en el que tenemos que organizarnos día tras día, estamos empezando una campaña electoral en la que los candidatos se mantienen en estas estructuras caducas y faltas de imaginación.
Uno, que lo ha sido todo en el gobierno y en la oposición, nos promete hacer en unos meses lo que nunca hizo a lo largo de los años. El otro anuncia cambios sin recortes y recortes sin cambios. A veces tengo la sensación de que lo único importante es ganar y después ya veremos como salimos de este tapón en el que nos han metido.
Ninguno de los dos se plantea que esta sociedad está agotada. Que la filosofía del 15 M es una realidad, que está en el pensamiento del ciudadano normal, esos que nunca acamparán en Sol pero coinciden con esos planteamientos de los que se intenta apoderar la izquierda, sin conseguirlo, porque no han llegado a entenderlo.
Los maduros del 15 M, los que dormimos en nuestras casas y no chillamos, esos a los que nunca nos manipularán los extremismos, pero que estamos atentos a ofertas de cambio real, con menos corrupción, con más participación. A esos, nos gustaría que Mariano Rajoy, Rubalcaba o Manolo el del Bombo, nos dijera que iba a transformar la sociedad. Que iba a cambiar esta ley electoral que mantiene una Cámara falsa con minorías poderosas que marcan el futuro del país a pesar de sus deslealtades. Un Congreso de los Diputados obediente a sus jefes capaz de mantener a un Presidente del Gobierno lo haga como lo haga con la única intención de salvar su puesto. Nos gustaría que alguien nos dijera que iba a pensar seriamente en eliminar el Senado, cámara inútil, y todos los sueldos que se reparten con privilegios incluidos. Nos gustaría que se hiciera un planteamiento serio para prescindir de unas Diputaciones que representan un gasto innecesario. Que nadie se pliegue a esas exigencias de los políticos trasnochadas. Que se tomen decisiones.
Nos gustaría que la duda no estuviese en los recortes de la sanidad o la educación, los dos grandes pilares en los que se basa el progreso, o en la reducción de sueldos a los funcionarios.
Esos errores ya los ha cometido este gobierno con amplitud y los resultados no han podido ser más devastadores. ¿Vamos a seguir igual en la próxima legislatura?.
A tenor de los gastos y las necesidades, esto está mal organizado y necesita un cambio. Por favor que alguien lo intente. Creo que todos estaremos con él.
Pedro Fernández