domingo, mayo 5, 2024
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La oportunidad de Lieberman de decir que no

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El rotativo israelí Yedioth Ahronoth vio la luz la semana pasada con una información impactante: los candidatos presidenciales Republicanos Mitt Romney, Newt Gingrich y Michele Bachmann se unirían al
Senador independiente de Connecticut Joe Lieberman en la concentración organizada por el locutor de derechas Glenn Beck en Israel en agosto.

Resultó que la mayor parte de la información era errónea. Los tres candidatos anunciaron rápidamente que ellos no tenían tales planes – una decisión sensata. El desagradable gancho de audiencias de Beck movió a Fox News a cancelar su programa este mes. Pero, increíblemente, otra parte de la información era cierta. «Me encantaría participar», confirmó Lieberman al encontrarse en un pasillo del Capitolio con Felicia Sonmez, del Washington Post. «Simplemente será una concentración de apoyo a Israel y a la relación Estados Unidos-Israel».

Esto casi me hizo desmayarme.

Joe Lieberman, el primer judío en una lista presidencial, apoyaba a Beck, el principal proveedor de material antisemita en los medios. Uno de los judíos más conocidos de América hacía causa común con un caballero que invoca la apocalíptica teología cristiana para promover su concentración en Israel.

Admiro a Lieberman y le he defendido a lo largo de los años cuando desafió a partidos y facciones. Pero si comparte escenario con esta criatura, prescindirá de la decencia que ha definido su vida pública.

Cuando yo hablé con Lieberman, sonaba menos tajante. «¿Voy a ir? No sé», dijo. «Tengo un montón de cosas más en marcha». Espero que encuentre otra cosa que hacer el 24 de agosto. Al aproximarse su jubilación del Senado, ello le ahorraría un final vergonzoso a una carrera digna.

Lieberman, que conoció a Beck cuando era pinchadiscos de las mañanas en New Haven, puede haberse perdido algunas de las hazañas recientes del locutor: recibir en su programa a un invitado que describe como «preciso» el tratado antisemita «Los Protocolos de los Sabios de Sión»; que equipara a los rabinos reformistas con «el islam fundamentalista»; que llama al superviviente del Holocausto George Soros «maestro de marionetas», sanguijuela y colaborador Nazi; que promociona la obra de un simpatizante Nazi que se refiere a Dwight Eisenhower como» Ike el judata»; y que afirma que los judíos mataron a Jesucristo.

«Evidentemente», decía Lieberman después de plantearle parte de esto, «son cosas problemáticas».

Desde que la Fox decidiera desprenderse de Beck, el locutor ha tratado de reparar el daño a su reputación haciendo un par de programas acerca de los males del antisemitismo — y anunciando una «reunión» en Israel para «restaurar el valor».

Está bien que Beck quiera defender a Israel antes de que las Naciones Unidas traten en septiembre de crear un estado palestino. Pero este apoyo viene con salvedades. La descripción de Beck de su acto como una concentración y una restauración recuerda a la teología mormona de su fe: habrá una «concentración del Israel en la diáspora» en la que los judíos vuelven a Tierra Santa y son convertidos al cristianismo como parte de «la restauración de todas las cosas» y la Segunda Venida.

Al anunciar su acto en la radio el mes pasado (http://bit.ly/mbq6IX), Beck invocaba «las palabras de Ezequiel» – un profeta asociado a la teología del fin de los tiempos — y decía: «Habrá quien dirá: ‘Estáis locos, eso no va a pasar. La gente lleva 5.000 años diciendo esto de Ezequiel, bla bla bla». No tengo idea de si es el momento. Simplemente sé que los viejos odios vuelven y que, como decía Dietrich Bonhoeffer, Dios no nos hará libre de culpa. Escojo dar la cara».

En la misma emisión, Beck ofrecía la predicción apocalíptica de que «las fuerzas de la oscuridad» van a «atacar el corazón de nuestra fe» con «una solución de dos estados que corta en trozos Jerusalén». Además predice que, en su concentración en Jerusalén, «las puertas mismas del infierno van a abrirse contra nosotros». Más tarde decía que Israel puede ser destruido «antes del fin de semana del puente del Trabajo» (http://bit.ly/iV0IQJ) y que su reunión «podría ser la última oportunidad de ver los lugares santos».

Beck asume un papel mesiánico: «La paz que se promete viene de estar en el lugar donde Él nos pide estar. Estoy seguro de que se me pide estar en Jerusalén». Predice que su concentración tendrá «una repercusión global. Resonará por todo el planeta».

El mormonismo convencional ha restado importancia a esta noción de una reunión literal de judíos en Israel, pero el megalomaníaco Beck le da importancia. Su portal promociona paquetes turísticos y vende objetos.

Teniendo en cuenta todo esto, no sorprenderá a nadie que el AIPAC, el grupo pro-Israel, no haya aprobado la «reunión» de Beck. Lieberman está todavía a tiempo de pensarlo mejor. Por todo lo que has defendido, Joe, por favor: di que no vas.

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Dana Milbank

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