Las campañas electorales tienen una parte oscura que los ciudadanos no conocen en su integridad, afortunadamente. Los medios de comunicación debemos andarnos con mil ojos para comprobar la veracidad o no de cualquier información que llega a nuestras manos, ya que en algunos casos podrían ser filtraciones interesadas. Por ello en Estrella Digital estamos estos días muy pendientes de comprobar la verosimilitud de cierta información que anda recorriendo algunas redacciones y que implicaría al cónyuge de un destacado político del PP en negociaciones e intermediaciones con importantes constructoras. Según lo que tratan de difundir, estas actuaciones en la sombra habrían generado importantes comisiones difíciles de obtener sin la ayuda activa ni el concurso político de su pareja.
Los lectores de E.D. saben que siempre hemos sido muy críticos con la corrupción y hemos denunciado todos los escándalos económicos que en los últimos meses han convulsionado la vida política española. En esta ocasión tenemos dudas razonables y la certeza de que lo que se persigue con los intentos de airear esas informaciones es ensuciar la próxima campaña electoral. Por ello hemos considerado que no es pertinente su publicación y sí denunciar el burdo intento de enturbiar el proceso electoral y el nombre de una persona cuyo problema, según parece, es estar sentimentalmente unida a una figura relevante del PP.
E.D. continuará siendo implacable con la corrupción y denunciará, siempre que haya indicios evidentes y pruebas, todos los enriquecimientos ilícitos de nuestros políticos y de sus familiares, sean del partido que sean. Nos negamos, sin embargo, a ser la pieza necesaria para que los malintencionados logren sus objetivos o réditos políticos a través de la descalificación del adversario.
Creemos firmemente en la Justicia. De modo que todo aquel que tenga pruebas que demuestren actividades delictivas tiene la obligación de llevarlas ante el juez. Este periódico informará extensamente de estos hechos, pero nunca colaborará a propagar rumores que dañen el nombre de las personas, perseguidas, en este caso, solo por su cercanía a políticos relevantes. Da igual de qué formación estemos hablando.
Nos repugnan las malas intenciones. Casi tanto como la corrupción.
Editorial Estrella