sábado, abril 27, 2024
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Lecciones de maestro

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“Con cada cosa que se piensa hay que hacer un libro”. Así criticaba Vaz Ferreira a quienes escriben sobre cualquier cosa, hecho de verdadera actualidad, sin duda. Lo dice en las líneas prologales de “Fermentario” (Editorial Arca), que tiene una nueva y bienvenida edición. En ese prólogo, el maestro Vaz Ferreira define su clásico texto, siempre seductor, diciendo que se trata de textos “ordenados, conexos, completos, o sin violencia o artificio”.

Nacido en Montevideo en 1872 y fallecido en 1958, Carlos Vaz Ferreira fue catedrático de Filosofía, abogado, Maestro de Conferencias de la Universidad de la República y escritor.

Publicado en 1938, este libro clásico de las letras del Uruguay, parte de ideas de Carlyle, cuando señala que el hombre nace de creer. Sostiene Vaz Ferreira que: “Suele hablarse de hombres de pensamiento y de hombres de acción en antítesis”. Y aclara: “Más que antítesis, es clave y grado. Los hombres de pensamiento son también hombres de acción, sólo que son de mucha más acción”.

El autor del celebrado “Moral para Intelectuales”, aquí reúne breves textos en los que discurre sobre las más variados temas de su especialidad: la moral, la ilusión, el mundo del arte y el de la ciencia, la historia, la democracia y las letras.

Hablando de la lectura, nos recuerda que con la edad no se deja de leer, sino que: “El que evoluciona bien y hasta el fin, sin duda selecciona cada vez más, pero no por época sino por valor. Su sensibilidad, su juicio, su crítica, se desarrollan en todos los sentidos, y le permiten, por una parte, apreciar mejor y sentir más las grandes obras, y por otra sentir, por una intuición que se perfecciona, la verdadera novedad de los recientes”. Nada se le pasa por alto, y así, leyendo a Dickens, dice: “Su “poder de simpatía” pasa los límites. Otros autores buenos nos hacen olvidar o perdonar la parte mala de su producción. Pero éste –lo que es fuerte— nos hace leer”.

Vz Ferreira se escribía con Unamuno, y, hablando de él, señala especialmente la coincidencia en cuanto a que: “El quijotismo sin ilusión es el más heroico de todos”.  Y, en fin, escuchando a Bach escribe: “Si ocurriera que la música de Bach hubiera sido, no la música de un solo hombre, sino la música producida por todos los hombres de todo el pasado hasta esa época, primero, nos parecería bastante, y segundo, no nos parecería extraño”.

Revisitarlo hace bien, porque el filósofo uruguayo, gracias a las apreciaciones y descubrimientos  de su mente abierta y caudalosa,  para usar aquellas palabras de Ben Johnson, “abrió puertas marcando caminos”.

Rubén Loza Aguerrebere

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