Esperanza Aguirre mostró hace unos días unas declaraciones de Tomás Gómez blandiendo un iPad ante los periodistas. Es una lástima que aún no haya encontrado la forma de que el plan Escuela 2.0 del Ministerio de Educación llegue a los alumnos de primaria y puedan disfrutar de las nuevas tecnologías tanto como ella.
Mientras la mayoría de las Comunidades Autónomas implantan el aula digital con diversas fórmulas de financiación, los chavales de Madrid (los de Valencia y Murcia están igual) siguen arrastrando a diario 6 o 7 kilos de libros y cuadernos en mochilas que abultan más que ellos. Lo máximo que han conseguido es que alguna editorial presuma de haber dividido el libro en tres fascículos.
Los mismos críos que, en cuanto te descuidas, te cambian la sintonía o el fondo de pantalla del móvil, siguen aprendiendo en clase igual que sus padres y abuelos. La situación es tan absurda que saben usar las nuevas tecnologías para divertirse pero no para aprender. La pelea política se lo impide.
Así, llegan a casa y dicen que tienen que buscar información en Internet para hacer los deberes:
– Mamá, necesito el ordenador
– Vale, ¿qué vas a hacer?
– Buscar una imagen de una cigüeña y un mapa de la Comunidad de Madrid
– Muy bien ¿y qué tienes que hacer con la cigüeña?
– Copiarla como ejercicio de Conocimiento del Medio
– ¿Y con el mapa?
– Recortar etiquetas, poner el nombre de los ríos y pegarlas luego encima
Debe ser por eso que en 5º de primaria no hay asignatura de Plástica.
Luz Sanchis