Un año más, en el emblemático escenario de la Puerta del Sol, los actos del Día de la Comunidad de Madrid han servido para dar testimonio del pleno respaldo político y social con que cuenta la presidenta Esperanza Aguirre, no sólo entre las clases dirigentes sino también entre el pueblo llano. No faltó a la cita nadie significativo. Entre las personalidades asistentes, lo mismo todos los empresarios importantes de la Comunidad de Madrid, que los políticos de la derecha y de la izquierda y las figuras del mundo de la cultura de todos los colores políticos. Y en la espléndida parada militar, mientras los aviones dibujaban en el cielo de la Puerta del Sol la bandera de España, miles de madrileños que aplaudían con calor a las Fuerzas Armadas -Ejército, Bescam, Guardia Civil- y a la presidenta. Esperanza Aguirre, una persona que une donde otros dividen, que suma donde otros restan. Viendo este 2 de mayo la Puerta del Sol abarrotada, dentro y fuera de la sede de la Comunidad, quedaba claro que Esperanza Aguirre será presidenta de la Comunidad de Madrid mientras quiera serlo, porque tiene el respaldo de los madrileños de todas las capas sociales y de todos los sectores culturales e ideológicos.
Entre los centenares de asistentes al acto era natural que, en las críticas circunstancias económicas que atraviesa el país, sobre todo los empresarios quisieran cambiar algunas palabras, por ejemplo, con Rodrigo Rato, el gran y añorado protagonista de los ocho mejores años de la economía española desde la transición, pero Rodrigo Rato, siempre afable y discreto con todos, se negaba a restar ni un ápice de protagonismo a la presidenta, que compartía el calor de los reunidos con los que, por unas u otras razones, habían recibido, en un acto espléndidamente organizado, las medallas de la Comunidad.
Como no todo puede ser fiesta en los duros tiempos que corren, en los corrillos de economistas, profesores y empresarios se pasaba revista a la situación económica y las ominosas perspectivas. En uno de ellos, un empresario muy destacado y popular, no sólo por razones de su actividad empresarial, hacía un resumen terrible y que no resisto la tentación de trasladar a los lectores. Señalaba que, al inicio de la actual crisis, España podía exhibir tres grandes pilares económicos: el primero, unas cuentas públicas con superávit y bajo endeudamiento; el segundo, un amplio tejido industrial con grandes empresas; el tercero, un sistema financiero de envidiable calidad. ¿Cuál es ahora la situación de nuestro país? Respecto a esos tres pilares, las cuentas públicas están mal y empeorando, las grandes empresas tienen problemas serios de endeudamiento y de negocio, y el sistema financiero está abocado a una reestructuración. Cierto que la banca española y nuestras grandes empresas tienen bases sólidas y capacidad de respuesta, pero también es cierto que si el Gobierno sigue sin hacer los deberes ni afrontar la situación, agazapado en tácticas de mera propaganda, el horizonte puede ser aún más tenebroso de lo que se temía.
Mientras, la gran protagonista de la jornada, la muy popular presidenta Esperanza Aguirre, repartía saludos y sonrisas, con la legítima euforia de quien sabe que preside una Comunidad bien gestionada y que los ciudadanos de la Comunidad de Madrid reconocen y respaldan su gestión.
Carlos E. Rodríguez