jueves, abril 25, 2024
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Primer año de Patxi López

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Tras un año de gobierno del lehendakari López en el País Vasco se pueden evaluar los avances y los fallos de su equipo. Le ha correspondido llegar al poder en circunstancias complicadas tanto desde el punto de vista político como económico. Un leve crecimiento económico al cabo de doce meses no es muestra de su eficacia concreta, sino de las circunstancias generales del sistema productivo vasco, como no lo es de su ineficacia una situación financiera que hereda de la burbuja virtual en la que se desarrollaba el optimismo nacionalista. En materia económica no se puede pedir a un Gobierno autonómico ni milagros ni la determinación unilateral de una política económica pero sí el establecimiento del marco más adecuado para el crecimiento y la generación de empleo. Al Gobierno vasco le queda mucho por hacer, y en algunas necesarias reformas parece detenido por el miedo escénico, pero, al menos, ha llevado el discurso a la realidad de las cuentas.

El avance fundamental ha estado, sin duda, en la protección de los derechos ciudadanos y en la lucha contra el terrorismo. El País Vasco vivía una anomalía -la del terror y la de la falta de una seria implicación institucional en la batalla contra él- que se ha corregido claramente hacia la normalización, que no es otra cosa que el imperio de la Ley, la adecuación de los comportamientos a las normas. El terrorismo sigue siendo un peligro, pero, con la alternancia en el Gobierno, se va palpando día a día el cambio en una sociedad que ha vivido demasiado tiempo atenazada. El nacionalismo, con su empeño en la identidad étnica y la deriva constante hacia la deslealtad institucional, ha sido un elemento distorsionador que, ahora, se va, poco a poco, para muchos demasiado lentamente, corrigiendo.

Los muchos que se preguntan cómo ha sido posible un entendimiento entre PP y PSOE como el que se ha venido desarrollando a lo largo de estos doce últimos meses deberían tener en cuenta el carácter de desgraciada excepción que ha tenido el País Vasco durante decenios. Lo que ha terminado con el Gobierno de López y el apoyo del PP a su investidura no es sólo el poder nacionalista en esa comunidad autónoma, sino la aceptación pusilánime de una anormal excepción. Hay algunos socialistas, ahora y desde el primer día, que no quieren ver en el apoyo del PP lo que realmente hay: su única opción para formar Gobierno en Vitoria y la decisión de terminar con la situación anterior. Hay también algunos populares que no quieren ver que, además de conseguir el Gobierno, los socialistas han optado por la misma decisión.

Los que, incluidos o no en el grupo del párrafo anterior, se preguntan cuánto va a durar este entendimiento deberían hacerlo, más bien, acerca de la responsabilidad de unos y otros en la normalización y la normalidad del País Vasco. Porque ni aún es lo estable que debiera ni es ajena, mientras los nacionalistas no rectifiquen, al peligro de volver atrás.

Germán Yanke

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