Rajoy trata de quitar hierro al insulto de Aguirre mientras Cobo declara sobre el espionaje.
Aunque hace pocos meses Mariano Rajoy confesó que él no era el santo Job, ha vuelto a practicar la contención cara a la galería y en una entrevista de radio se ha referido al «hijoputa» de Esperanza Aguirre como un ejemplo de «las pequeñas cosas de la vida». Una prueba de que la orden en Génova es la de practicar el estoicismo y de que él predica con el ejemplo. Intenta así rebajar la gravedad del insulto mientras el lugarteniente de Alberto Ruiz-Gallardón declara por el caso del espionaje madrileño; mientras se conoce que el PP paga el abogado a Luis Bárcenas -llevaba 30 años en el partido y la experiencia es un grado- y mientras Dolores de Cospedal comprueba, junto a los barones socialistas, que en materia de residuos nucleares no hay poder autonómico que valga.
El alcalde de Madrid transige y dice que no quiere entrar en la guerra de declaraciones cruzadas «por no perjudicar» a su partido. Aguirre vuelve a ejercer de noble castiza para quitarse a la prensa de encima («queridos: yo siempre hablo mucho pero hoy no voy a hacer declaraciones») después de dar su versión en El Mundo y otra vuelta a las tuercas de Manuel Cobo a cuenta de las listas electorales. Es su forma de dejar claro que el castigo ejemplar que reclamó al comité de garantías del partido ha de tener más consecuencias.
La situación prueba que la situación interna en el partido no parece corresponderse con la buena puntuación que les otorgan las encuestas y las claras posibilidades de empezar a recuperar feudos que hace años que se le resisten al PP, como Andalucía. Por eso, la consigna es no hacer más sangre mientras se hable de la «gestapillo» en los tribunales y la batalla entre los dirigentes madrileños sea tan poco soterrada como siempre.
Rajoy no ha sido el único en tirar de frase original. El ministro de Fomento no ha querido ser menos y para llamar voluble al líder del PP dice que su consejero es «el viento». Una verdadera pirueta estilística ya que es el mismo agente atmosférico al que se refirió José Luis Rodríguez Zapatero en la cumbre de Copenhague para decir a quién pertenece la tierra. Blanco se refería al anuncio del pensionazo, tan incomprensible entre sus propias filas. Aclaró que el PP siempre ha sido partidario de prorrogar el periodo de cotización, pero ahora no se suma a la propuesta del Gobierno para no darle oxígeno en plena agonía. Blanco, experto en el manejo de encuestas propias y ajenas, sabe que los conservadores habrían planteado idéntica receta al sistema público de pensiones si gobernaran. Y que ahora están tan cerca de recuperar el poder que no lo reconocerán hasta que vuelvan a pisar la Moncloa.
Luz Sanchis