A falta de una jornada para que el Fútbol Club Barcelona sea proclamado oficialmente como ‘campeón de invierno’ y toda la segunda vuelta para que se definan las posiciones finales del Campeonato de Liga, una diferencia de cinco puntos en la tabla clasificatoria entre equipos puede ser mucha o poca renta, pero en ningún caso considerada como definitiva a estas alturas de la competición.
Ni tampoco para que ya se piense en entonar el alirón o en enarbolar la bandera blanca en señal de rendición. Aún queda mucha Liga por cortar. Sobre todo cuando el equipo perseguido es un Barcelona que parece haber recuperado su tono de buen juego y que afrontará este tramo final con la tranquilidad de la renovación de Pep Guardiola.
Y el perseguidor, un Real Madrid titubeante fuera del Bernabeu, huérfano ofensivamente sin Higuaín, que aún espera la irrupción del mejor Kaká y que se siente amenazado por un resurgido Valencia.
Porque tanto vigilarse el Barça y el Madrid mirando hacia abajo como si la Liga sólo fuera cosa de dos, el conjunto ‘che’ también se ha sumado al podio de la lucha por el título como el mejor equipo a domicilio hasta ahora.
Antonio Cubero