viernes, abril 26, 2024
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Honrado, valiente, demócrata… cualidades del candidato ideal

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“Cuando entendía lo que estaba pasando, ya había pasado lo que estaba entendiendo”. Una frase favorita de Carlos Monsiváis, el notable cronista mexicano. En esta ocasión, cabe preguntarse si ya es momento de entender la importancia de elegir bien al sucesor de Martín Vizcarra el próximo 11 de abril de 2021.

“Pienso que un candidato ideal para el 2021 debería ser el que represente a un partido que propone cambiar el rumbo de nuestra historia republicana. Que sea honesto, con buena formación profesional, buen conocimiento del país, legitimidad en su partido, experiencia en la gestión pública, que haya dado muestras de honestidad y decencia. Es necesario una ruptura con el Siglo XX y pensar en una auténtica república de ciudadanos”, reflexiona el historiador Manuel Burga.

“La historia sirve de poco si queremos buscar un candidato ideal, tenemos una pésima experiencia en los últimos 20 años. Se tendría que buscar un nuevo discurso, candidatos nuevos, que representan al país diverso que somos, que busquen prestar servicio público, no servirse del cargo. Los grupos empresariales ya tuvieron sus turnos de poner presidentes y no lo hicieron bien. Ahora preguntemos a la ciudadanía. No le preguntemos a la historia”.

Cuatro características

Para el politólogo Alonso Cárdenas, docente de la Universidad Ruiz de Montoya, el futuro mandatario debe tener “cuatro características inexorables”. La primera: debe ser honrado.

“Todos nuestros expresidentes del Siglo XX están salpicados por la corrupción y el manejo turbio del tesoro público. Urge un presidente con altos valores éticos… En segundo lugar, debe ser valiente, pues será necesario enfrentar a grandes organizaciones de poder que no han estado a la altura durante la emergencia. Hablo por ejemplo de los conglomerados de la salud, la banca, las AFP, por mencionar algunos. De igual forma dentro del aparato público también hay enormes intereses que impiden su modernización”.

Cárdenas añade: “Debe ser convocante, pues debe atraer a los mejores al Estado. Y debe tener corazón para los DDHH. Tiene que reconocer que el Perú es un país hostil y violento hacia muchos ciudadanos, mujeres, LGTBI, adultos mayores, personas con discapacidad, migrantes, pueblos indígenas y afroperuanos. La agenda debe dirigirse prioritariamente a construir ciudadanía para los olvidados de siempre”.

“Elegir entre lo que hay”

Para Hernán Chaparro, psicólogo social, docente e investigador de la Universidad de Lima, cuando se pregunta sobre el candidato ideal, “lo que se recoge es un conjunto de estereotipos, lugares comunes que tiene la gente en la cabeza, pero que no están vinculados a su comportamiento electoral. Se habla muchas veces de honestidad, pero más en el sentido de esperar que se cumpla lo que se promete que en términos de comportamiento ético. La población no vota en función a un ideal de candidato, escoge entre lo que hay”.

“Y ya sabemos que la oferta política solo ha ido retrocediendo en el tiempo. La lógica de ‘votar por el menos malo’ es ya un hábito para un gran sector de la población donde no más del 10 % se siente cercano a un partido, movimiento o líder político. Tener un ideal de candidato supondría algún nivel de identidad política cuando lo que prima es la identidad antipolítica. Se sabe mejor qué se rechaza y se entra en un espacio borroso cuando se pregunta qué se quiere. Por eso el voto es tan dependiente de la coyuntura”.

Chaparro opina que se suele valorar el compromiso para resolver los problemas. “No es tanto la capacidad o el logro, es la voluntad de actuar en función al interés ciudadano. Y esto conecta con un sentido pragmático, a veces democrático, pero no siempre, que busca que se resuelva lo urgente. Y ya sabemos que eso no siempre es posible”.

Un demócrata cabal

Para el profesor de comunicación política de la PUCP, Jorge Acevedo, “quien aspire a convertirse en presidente debe ser demócrata cabal, estar libre de pasivos relacionados con la corrupción y tener la mayor disposición a escuchar a diversos sectores sociales, especialmente los más afectados por la epidemia y la crisis económica además de otros problemas estructurales no resueltos por gobiernos a lo largo de décadas”

Suma otra cualidad: “Debe tener una adecuada visión política y estratégica que le permita liderar un plan de gobierno con propuestas viables para sentar las bases de un país con mayores oportunidades para todas y todos, una sociedad en la que el ejercicio de derechos sea realidad y no una loable aspiración”.

“Tanto la grave crisis que experimentamos como la próxima celebración del Bicentenario representan una oportunidad para promover cambios cualitativos en materia de salud, educación y protección social, además de la urgencia de recuperar nuestra economía”.

“Y debe ser un líder o lideresa capaz de construir una narrativa sencilla y a la vez convincente que genere confianza y sintonice con la gran mayoría de peruanos y peruanas, con sus problemas, demandas y expectativas de una vida mejor”.

Valiente: Deberá enfrentar a grandes organizaciones de poder, políticos o no.

Corazón: Defensor de los derechos humanos, de las mujeres, LGTBI, migrantes, indígenas, afroperuanos.

Líder o lideresa: Que genere confianza y sintonice con expectativas de una vida mejor.

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Formación: Con la debida experiencia en gestión pública y una sólida preparación profesional.

Honesto: Que signifique una ruptura con el pasado oprobioso. Que no tenga pasivos de corrupción.estrategia. Con un plan de gobierno que siente las bases de un país para todas y todos los peruanos.

Candidatos en la historia, según Manuel Burga

(Historiador, exrector Universidad Nacional Mayor de San Marcos)

Experiencia: En el siglo XX, el candidato más experimentado en gestión pública fue Augusto B. Leguía. Empresario formado en administración y presidente (1908- 1912). Pero en 1919, al ser elegido ante la primera oposición del Congreso, recurrió a la fuerza para llegar al poder.

Liderazgo y partido: Víctor Raúl Haya de la Torre, fundador y líder del APRA. Fue impedido de postular, perseguido. La clase alta y el Ejército le impideron ser presidente y el país perdió un candidato con un gran partido y liderazgo e ideas innovadoras entre 1931 y 1962.

Carisma: Fernando Belaunde Terry llegó a ser presidente por carisma. Su partido, AP, se enraizó en tradiciones histórico populares, con Acción Popular de las comunidades o El Perú como doctrina. Le sirvió pertenecer a familia notable, no rica, y ser honesto.

Capacidad de gestión: Luis Bedoya Reyes, fundador del PPC, demostró como alcalde de Lima que tenía capacidad de gestión. Pero no tenía carisma para el pueblo y su partido, de empresarios, no entendió al país, por eso, en la Constituyente de 1978-79, el PPC se opuso al voto de los analfabetos como lo hizo el civilismo hasta 1919.

Coherencia: Entre lo que los candidatos ofrecen y hacen como gobernantes, sería lógico que pongan en marcha sus programas y promesas de candidato. Casi nunca sucede, no porque sea imposible. Uno de los peores chascos recientes fue Ollanta Humala.

Equipo de gobierno: Ni el APRA del primer gobierno de A. García tuvo buen equipo y recurrió a consejos de Daniel Carbonetto, para su desgracia. El presidente busca generalmente un gabinete anodino, donde ningún ministro tenga luces que no dejen ver la actuación del mandatario.

 

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