Vanessa Ferrer fue al cine el miércoles con dos amigos y cuando acabó la película volvió a cenar a su casa, en Chella, Valencia. Al terminar, le dijo a su madre que se iba a dormir a casa de sus amigas. La joven de 15 años se fue por la noche y no volvió a su casa. Al día siguiente, su madre, que no había tenido noticias de ella desde entonces, denunció su desaparición tras comprobar que Vanessa no había ido a clase.
El viernes, a primera hora de la tarde, agentes del Seprona de la Guardia Civil encontraron el cadáver de la joven en un profundo barranco conocido por los vecinos como la ‘sima del burro’, un sitio en el que tradicionalmente se arrojaban los animales de labranza muertos. El cuerpo estaba semidesnudo y enrollado en una manta. Pocas horas después, la Guardia Civil detenía a un sospechoso amigo de Vanessa: Rubén Mañó Simón, de 21 años. Nada más conseguir una abogada de oficio, el joven confesó ser el autor del asesinato de la joven.
Vanessa acudió la noche del 26 de octubre a la casa de Rubén donde ambos mantuvieron una discusión. La Guardia Civil sospecha que el joven, el cual había consumido cocaína, marihuana y alcohol, intentó mantener relaciones sexuales con la chica y cuando ésta se negó, la forzó y la estranguló. El detenido negó en todo momento haberla agredido sexualmente y aseguró que las relaciones eran consentidas. Sin embargo, los forenses han dictaminado este lunes que la autopsia revela que la joven fue violada y estrangulada.
En un intento de deshacerse de su cuerpo, Rubén le pidió a un amigo suyo que le dejara el coche. Entre las 22.43 y las 23.29, Luis Llop, de 19 años, recibió 72 mensajes en el WhatsApp de Rubén donde le pedía que le dejara el coche. En un primer momento, Luis se negó alegando que no podía ir, pero tras la insistencia de Rubén el cual le decía que era urgente pero “que no era para nada malo”, decidió acudir a la casa de Rubén.
“Rubén estaba muy nervioso y sudado. Le pregunté para qué quería el coche y me dijo que lo necesitaba para follar con su exnovia”, recoge el periódico Las Provincias. Además, Luis declaró ante la Guardia Civil que Rubén metió el coche en el garaje de sus padres y que a él no le dejó entrar. “Luego salió y me dijo que lo espera en casa porque iba a tardar muy poco”, ha explicado Luis a la Guardia Civil. Rubén metió en el maletero del coche el cuerpo sin vida de Vanessa y decidió tirar el cadáver de la menor por un barranco. Volvió a los 20 minutos.
El joven no le dio ninguna explicación más a Luis, quien pasados los días comenzó a sospechar que su amigo tenía algo que ver con la desaparición de Vanessa. Nada más encontrarse el cuerpo, el joven acudió a la Guardia Civil con los mensajes que Rubén le había mandado: “Cuando vi que la cosa se estaba liando, llamé a la Guardia Civil para contarles lo del coche. Fui a la casa de Vanessa y le enseñé a sus padres los mensajes. No tengo nada que ocultar”, sostiene Luis.
Nada más encontrarse el cuerpo de la joven, Rubén colaboró con los investigadores y creó una coartada, la cual fue desmentida por él mismo el sábado ante la Guardia Civil.
El entorno del detenido están sorprendidos de que Rubén haya podido cometer el crimen aunque no niegan que en ocasiones se pusiera violento. El joven consumía drogas a menudo y, según informa el diario Levante-EMV, tenía una orden de alejamiento y denuncias por violencia machista impuestas por su anterior pareja. Rubén está a la espera de pasar a disposición judicial tras su confesión.
El Ayuntamiento de Chella decretó el viernes tres días de luto y ha mostrado su rechazo por la muerte de Vanessa. En la zona donde se encontró el cuerpo su cuerpo, familiares y amigos se han reunido varias veces este fin de semana.
Andrea Morea