lunes, mayo 6, 2024
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Felipe y la virginidad

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“Como son nuevos, cuesta pedirles que pierdan la virginidad”, y también “se les perdona que digan tantas tonterías”. Sedoso pelo blanco, mano de seda, puño de hierro, Felipe González, en plena forma, se ha despachado a gusto con los llamados “partidos emergentes”, Podemos y Ciudadanos, en una conferencia en el Nueva Economía Fórum celebrado en el Hotel Palace.

En plena forma, porque sus 73 años no han mermado la capacidad de hablar durante una hora sin el apoyo de un solo papel, pese a amenazar a la notable concurrencia con “haberme marcado un Luis del Olmo y llenado esto de periódicos y con un rotulador gordo”. Una hora larga de análisis certero que ha viajado desde la infortunada Grecia hasta las candidaturas del Ayuntamiento de Barcelona, plena de ironía.

La situación política, según el expresidente del Gobierno, se divide entre “liquidacionistas” e “inmovilistas”. Y, en medio, el amplio espacio de centro, que sigue convencido de que es el que gana las elecciones. Un centro ocupado por los reformadores, presumiblemente el PSOE de Pedro Sánchez, en opinión de González, que cree que el Pp ha dejado esa zona a Ciudadanos, confiados en que la lucha del PSOE era con Podemos.

¿Es Pedro Sánchez un buen candidato a presidente del Gobierno? “Yo creo que sí. Pero ¿comparado con quién? entonces creo todavía más que sí”, ha asegurado, afilada la ironía. El caso es que González adivina una italianización de la política, “pero sin italianos parea gestionarla”. Es decir, un panorama con dos partidos frisando el 30% de los votos y otros dos en torno al 15%, algo que se refleja perfectamente en el último sondeo del CIS.

Pero, aunque para el expresidente del Gobierno la crisis económica pueda estar acabando, “la crisis institucional, no. Y no se dan cuenta”. “Sólo hemos cambiado al viejo rey por un rey nuevo, Nada más”. Y ahí está el camino de la reforma, que según González pasa por “empoderar a los ciudadanos”, en una clara defensa de las listas abiertas, “en la que cada cual pueda borrar a quien no quiera que esté”. “Que el número uno no se gane en los despachos, sino ante los ciudadanos”, ha asegurado González.

En la sala del Hotel Palace, el “casi todo Madrid” –exministros de sus gobiernos como Solchaga, Barrionuevo, García Vargas o Rosa Conde, Ángel Gabilondo o el popular Gómez Angulo–, para el que González ha dejado su recado. “Nos creemos que todo el mundo son los 200 que nos rodean. Una cosa es la opinión pública y otra la publicada”.

González, al igual que Alfredo Pérez Rubalcaba –que lo ha presentado–, ha mostrado cierta indignación hacia la “situación de bloqueo” a la elección de Susana Díaz en Andalucía. En el contexto de la reforma electoral, ha recordado que Díaz ha logrado exactamente la misma mayoría que Alexis Tsipras en Grecia, “solo que a él la ley electoral le ha regalado 50 diputados”. “Cuidado con las reformas electorales, que suelen traer sorpresas”, asegura Felipe González.

En el contexto andaluz, González ha defedido igualmente a Chaves y Griñán, haciendo un alehto a la presunción de inocencia –»prefiero tres culpable sen la calle a un inocente en la cárcel o machacado»– y llamando la atención a la diferencia entre quienes se han lucrado con fondos públicos, y quienes han cometido errores en la gestión de los fondos: «No es lo mismo que el alcalde de Bilbao venga a Madrid a unas gestiones y se aloje aquí –el Hotel palace, cinco estrellas lujosas en el centro de Madrid–, a que se lleve los fondos públicos a un paraíso fiscal». Para González es evidebte que ni Chaves ni Griñán se han lucrado de fondos públicos, «quizás se han equivocado en la gestión, que eso tampoco lo creo».

El expresidente va a viajar a Venezuela el próximo 17 de mayo para participar en la defensa de Leopoldo López. No sabe si el Gobierno venezolano le va a permitir la entrada en el país para asistir en un juicio oral en el que la juez ya se ha pronunciado contra la defensa del opositor venezolano. Felipe González ha asegurado que decidió participar en la defensa de los opositores venezolanos “tras escuchar a las familias y sus abogados”. La situación en Venezuela, a su juicio, es mala en cuanto a libertades y seguridad personal, pero en lo económico “no es una crisis, es una verdadera catástrofe”.

Así, con 73 años, Felipe González viajará a Latinoamérica a participar en un juicio. A nada que le dejen intervenir pondrá en marcha su intacta capacidad dialéctica para envolver en argumentos firmemente a sus oponentes. En buena forma física, magnífico color de piel, el discurso del expresidente trae a la cabeza a los políticos con pasión. “No tengo vocación de contable. Para medir un 0,5% más de votos allí, un 1% allá. La política es arriesgarse en las ideas con convicción”, argumentó ante la notable concurrencia. Solo así se explica que alguien cambie la confortable calle Velázquez de Madrid, donde reside, por la incómoda Caracas. Desde luego si le dejan hablar, no lo ahorcan.

 

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