lunes, mayo 6, 2024
- Publicidad -

Aerofobia: un problema que tiene cura

No te pierdas...

Sudor en las manos, tensión muscular, respiración rápida y profunda o aceleración del pulso. Estos son algunos de los síntomas de una persona con aerofobia. El miedo que inspiran algunos accidentes o desgracias aéreas como la ocurrida recientemente en la compañía Germanwings, acrecentan el temor de algunas personas a coger un avión. Pero, ¿cuál es la diferencia entre el miedo y la fobia? ¿dónde está el límite? ¿cuándo es necesario someterse a un tratamiento?

En primer lugar, es imprescindible conocer de qué se habla para saber si se padece. La aerofobia es el término con el que se denomina al miedo intenso e irracional a volar o a los aviones. Es una de las fobias más frecuentes y puede estar asociada a otras como la claustrofobia (fobia a los espacios cerrados) o la acrofobia (miedo a las alturas).

En cuanto a las maneras de tratar este problema, existen diferentes métodos. Desde algunas compañías aeronáuticas ofrecen la posibilidad de participar en distintos cursos, donde un grupo de profesionales (entre los que se encuentran pilotos y psicólogos) te ayuda a gestionar y a controlar la ansiedad, además de impartir una enseñanza  a nivel básico sobre los conocimientos correctos y adecuados sobre aviación. En el caso del curso de Air Europa, la duración es de un día y medio e incluye un máximo de 10 personas por grupo (para una atención más personalizada), dos vuelos (de ida y vuelta) en Club Business, catering y comida en Palma de Mallorca y material didáctico. Todo por 872 euros.

Sin embargo, hay profesionales del  sector que opinan que, aunque estos cursos son “buenos”, no son la panacea. Ignacio Calvo Rodríguez, psicólogo colegiado y experto en trastornos de ansiedad y estrés, asegura que hay una gran diferencia entre el tratamiento individualizado y el colectivo: “En los cursos se trata el trastorno, la fobia, pero no a la persona que la sufre. Al ser tratamientos en grupo nunca podrán tener una eficacia asegurada”.

“En los tratamientos psicológicos específicos se atiente a una persona en función de sus necesidades, se le explican técnicas para poder afrontar el problema desde la raíz desde un plano mucho más complejo”, apostilla Calvo a Estrella Digital.

Respecto a cuándo es el momento de pedir ayuda, cuenta que no hay una forma de generalizar al respecto: “Es una cuestión individual. Considero que una persona cuando se siente limitada en un transporte y no quiere sentirse esclavo de ese miedo, tiene que acudir a manos de un especialista”.

A la hora de distinguir entre miedo y fobia, es claro: “Hay una gran diferencia. Cuando hay fobia se produce la evitación (imposibilidad de coger un avión), mientras que cuando hay miedo, únicamente se siente una gran incomodidad».

Este tipo de fobias pueden aparecer por distintos motivos, además de afectar a otros aspectos de la vida de la persona en cuestión: “Se pueden extender a otro tipo de situaciones. Suelen denotar falta de autoestima y, si es así, es necesario reforzarla con terapia”.

Las causas más comunes suelen radicar en traumas o inseguridades. El origen del miedo a volar puede venir dado por alguna experiencia de vuelo previa muy negativa o en un accidente, pero no siempre es el caso. También es habitual que este trastorno aparezca en personas con una cierta falta de seguridad básica y que necesitan tenerlo todo bajo control: “Hay un pensamiento distorsionado de la persona que cree que puede controlarlo todo. Esto se llama falacia de control. Es imposible manejar a placer el sistema nervioso autónomo”, asegura el psicólogo.

Pero, ¿aumentan las personas afectadas gracias a desgracias como la acaecida en la compañía Germanwings? Según Ignacio Calvo, no: “No considero que esto vaya a aumentar el número de pacientes, sí el miedo, pero no el número de personas que se tienen que tratar. Estas personas son las que tienen que volar por necesidad y, por un problema que se trata en las consulta, no pueden”.

Además, está el tema de los ansiolíticos, recetados por algunos médicos para intentar rebajar el nivel de estrés sufrido por las personas que padecen este tipo de trastornos. “Se utilizan ansiolíticos, pero sólo es un tratamiento paliativo. Además, si al paciente le van bien, puede tener un doble problema: depender de un fármaco para poder volar, además de la fobia. Puedo recomendarlo en un principio, pero al final de la terapia hay que llegar sin él, para que la persona se sienta realizada al haber logrado ese reto por sí misma”, sentencia Calvo.

Cursos gratis para perder el miedo

Una alternativa para superar el problema de la aerofobia son los cursos online. No tienen ningún tipo de coste y adjuntan comentarios reales de gente a la que verdaderamente le han funcionado. Enrique Martín, creador de volandosinmiedo.com, ha hablado con Estrella Digital para explicar en qué consiste su método.

“El proyecto nace con la intención de ofrecer ayuda gratuita a cualquier persona con miedo a volar. Es un miedo bastante común, pero por el que muy pocas personas hacen algo al respecto. La mayoría, únicamente se limitan a tomar tranquilizantes o alcohol antes de su vuelo, en lugar de intentar entender cómo funcionan los aviones, qué medidas de seguridad permiten conseguir las estadísticas tan buenas que se logran o qué serie de pensamientos y razonamientos conducen al miedo”, comenta.

Asegura que muchas personas se han puesto en contacto con él tanto por correo como por la web para asegurarle que su curso les ha sido muy efectivo y que han conseguido resultados del todo satisfactorios. Aunque, eso sí, no promete una efectividad cien por cien certera: “No se trata de algo mágico. El mundo de la aviación es complejo, por lo que se suele desconocer, y simplemente con saber un poco cómo funcionan los aviones y las medidas de seguridad, ya suele ser de gran ayuda. Luego, por supuesto, está la parte psicológica. Entender qué nos puede llevar a tener miedo será de gran ayuda a evitar éste se produzca.”

Consejos útiles

Aunque como se especifica a lo largo del texto, los psicólogos advierten que cada paciente es diferente, se han facilitado algunas recomendaciones que puedan ser útiles a la hora de coger un avión:

– Si reservas con tiempo tienes la posibilidad de elegir el asiento en el que viajar. Trata de escoger uno que no tenga ventanilla, evitando así que surja una posible sensación de vértigo.

– Es importante informarse del funcionamiento del avión y de la situación que rodea al vuelo en general.

– Los pilotos y el resto de la tripulación reciben una formación muy completa, por lo que los pasajeros deben saber que se encuentran en buenas manos.

Ve con tiempo al aeropuerto, es una buena forma de familiarizarse con el entorno. Además de este motivo, ir con prisas puede generar un mayor estrés y nerviosismo.

Asume los riesgos que conlleva volar. El avión es un medio de transporte muy seguro, pero es cierto que existen riesgos, como en todos los medios de transporte.

– Una vez en el avión, los expertos recomiendan distraerse. Es importante centrar la atención en alguna actividad como leer o hablar.

Evita los excesos. Comer o beber demasiado a causa del nerviosismo suele ser algo habitual, pero para el vuelo puede ser perjudicial.

Viajar en compañía puede suponer un alivio, ya que de esta forma la persona que padece aerofobia no se sentirá sola y podrá compartir con alguien sus pensamientos.

Existe un trastorno, pero también una cura. Es necesario ser consciente de que, aunque la fobia sea causa de pesadumbre, una gran variedad de soluciones se presentan al alcance de todos. Lo principal: reconocer problema y querer tratarse. 

Relacionadas

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

- Publicidad -

Últimas noticias

- Publicidad -