sábado, abril 27, 2024
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Secreto a voces: el Gobierno cede con las cajas, ante el riesgo de convertirlas en ‘las más sanas del cementerio’

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Lo decíamos hace dos días y era un secreto a voces: el Gobierno se había pasado con las exigencias de recapitalización de las cajas y las había sometido a una presión insostenible. Los mercados y los clientes le estaban dando la espalda a estas entidades, hasta que se supiera si pasaban el corte o eran nacionalizadas, por lo que corrían el riesgo de ‘convertirse en las más sanas del cementerio’, como comentaban en el sector, cuando llegara el momento de evaluar. Por ello, era inevitable una flexibilización de las condiciones, “sin que pareciera una claudicación en toda regla”. Así, se ha decidido ampliar el margen para el cómputo de capital básico.

O lo que es lo mismo: “se busca una fórmula alternativa para que prácticamente todas cumplan con la norma de core capital, que con el 10% exigido hasta ahora era inalcanzable para demasiadas, contabilizando más partidas que hasta entonces no valían”. La que no entre entonces, “esa sí, deberá ser nacionalizada o deberán tomarse medidas serias contra ella”, señalan en una caja de ahorros.

Para el cómputo de capital se abrirá la mano y está por ver cuáles serán los requerimientos definitivos. Hoy mismo se espera el Real Decreto de recapitalización.

En cualquier caso, es un ejemplo más de cómo este Gobierno o no llega o se pasa. Eso, precisamente, es lo que más castigan los mercados. Cuando contemplan indecisión es cuando los hedge funds y demás especuladores saltan a la yugular y buscan multiplicar la incertidumbre. Con las cajas de ahorro se han perdido dos años preciosos, luego se ha querido hacer todo en pocos meses adoptando medidas draconianas que presionaban con enorme dureza a este sector y ahora se busca un ajuste fino, como con las televisiones y su sintonía.

Lo malo es que con ello se han disparado las especulaciones y los miedos sobre las cajas, que ya antes eran grandes. Como decíamos anteriormente, hay amores que matan y aquí, el Gobierno, en su celo por restablecer la confianza sobre este sector, ha multiplicado las alarmas y se ha metido en un jardín del que intenta salir con decoro.

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