sábado, abril 27, 2024
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La economía, a pesar de todo, se mueve

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Muy a pesar de las tribulaciones políticas, que no sin frecuencia se asoman al surrealismo, la economía española se manifiesta con cierta seguridad y aplomo. Primero fue la EPA del tercer trimestre la que situó el desempleo por debajo del 15 por ciento, que es todavía una enormidad, pero que supone un hito desde el inicio de la crisis. Esa misma EPA situaba los ocupados en 19,5 millones, lo que se aproxima bastante al mínimo siempre deseable de los 20 millones de ocupados. El dato siempre preocupante, aunque mejore lentamente, es el de la tasa de actividad, que no alcanza el 60 por ciento (58,73 por ciento) que, a todas luces es muy baja.

No obstante, el principal problema estructural del desempleo en España es el reparto territorial. El mapa del desempleo arroja datos para meditar. Entre la comunidad autónoma con menos desempleo, Baleares (7,16%) y la de más desempleo, Andalucía (22,85%), hay casi 16 puntos de diferencia. Pero es aún más significativa la diferencia si se contemplan las tasas de empleo. En Baleares asciende al 63,06 por ciento; en Andalucía está en el 43,83 por ciento, ¡casi 20 puntos de diferencia!

Se pueden citar estos datos como arma arrojadiza política, sin duda y habrá quien, por lo que va escrito, pensarán que subyace a estos datos un prejuicio del tipo del que han manifestado algunos extremistas catalanes contra andaluces, extremeños o canarios. Nada más lejos de mi ánimo al analizarlos. Es la constatación duradera y estructural de modelos económicos fracasados, no el resultado de un fatum, de un destino ineluctable.

Y lo constructivo es comenzar a romper esa poderosa inercia con determinación, una situación que tiende a gangrenarse a fuerza de no poner remedio, unos y de lamentarse de los exabruptos que vienen de otras regiones, los otros. Decía al comienzo que el dato de la EPA era objetivamente bueno y creo que lo es considerado en términos nacionales, que no deben impedir, sino espolear, iniciativas de cambio rigurosas, sostenidas y sostenibles en el tiempo.

El otro dato que merece comentario es el de la evolución de la economía española en su conjunto. En el tercer trimestre el crecimiento intertrimestral ha sido del 0,6 por ciento, lo que elevado a tasa interanual supone el 2,4- 2,5 por ciento de crecimiento. En un contexto de los peores posibles, freno al comercio internacional por el proteccionismo, el brexit, las crisis turca, argentina y brasileña, la necesidad de ir incrementando el precio del dinero en Europa, la situación en Italia… el crecimiento español es todavía consistente y los primeros que de debemos creerlo somos nosotros mismos, como diría el eminente profesor Carlos Rodríguez Braun, “a pesar del Gobierno” (entendiendo por gobierno toda la clase política, empeñada, como está, en obstaculizar el desenvolvimiento de la actividad económica). Los empresarios se lo han dicho con rotundidad esta semana al presidente del Gobierno y, por extensión, a todos los políticos.

No acaban de entender que cada decisión o indecisión de las administraciones tiene un coste para los empresarios y sus trabajadores, ya sea una genialidad fiscal, una ocurrencia laboral o un error macroeconómico. Si en la economía global nos afecta directamente la devaluación del peso argentino, cómo no va a afectar un anuncio de una subida genérica de tasas o el impedimento de la libertad de horarios comerciales o las inexplicables regulaciones autonómicas que fracturan un mercado ya de por sí pequeño como el español.

Eppur si muove, que dicen que dijo Galileo Galilei

  

Thomas

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