viernes, abril 26, 2024
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El nitrogenazo

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En la primera parte de la saga cinematográfica, Indiana Jones se adentró en Egipto para encontrar el arca de la alianza, objeto sagrado del que pretendían apoderarse los nazis en la mística creencia de que les volvería inmortales. En una de las escenas, acorralado por sus perseguidores, alguien pregunta al protagonista: “Indy, ¿y ahora qué hacemos”? A lo que el intrépido arqueólogo sólo acierta a responder: “No lo sé, improvisaré sobre la marcha”.

Lo sucedido esta semana en el Ayuntamiento de Madrid a cuenta de las restricciones a la circulación por los episodios de alta contaminación, y el pitote en el que han metido a millones de madrileños, que no sabían si al despertarse por la mañana podrían usar su vehículo privado, ha tenido mucho de improvisación. La de unos gobernantes incapaces de transmitir información fiable a los ciudadanos; inoperantes a la hora de acometer medidas estructurales que ayuden a la reducción de la contaminación, como la renovación de la flota de autobuses de la EMT hacia energías más limpias; y que sólo cuando el nitrogenazo reaparece en escena, recuerdan tibios planes que moran el resto del año en el olvido como la creación de aparcamientos disuasorios en las principales entradas a la ciudad.

Quien sí está trabajando a favor desde hace años es la Comunidad de Madrid, que ha construido más de 200kms de Metro, está haciendo un esfuerzo en la renovación de las flotas de los autobuses interurbanos para que contaminen menos y cuya Consejería de Medio Ambiente presentó este verano un protocolo anticontaminación en la región. Fuimos también muchos alcaldes madrileños los que suscribimos en su momento un pacto para reducir la contaminación en un 20% antes del año 2020. En Brunete la contaminación está lejos de ser un problema, pero la obligación de todo gobernante es prever y poner los cimientos para evitar la generación de males futuros. Y por ello, entre otras medidas, vamos a acometer una renovación del centro histórico para concederle mayor protagonismo al peatón y a los ciclistas y realizaremos un esfuerzo en la creación de más espacios para las bicicletas.

En lo sucedido estos días en Madrid con el nitrogenazo también hubo mucho de sainete. De ello se encargaron con sagacidad los responsables del twitter del Ayuntamiento, a quienes no se les ocurrió mejor idea que colgar por la noche un mensaje en su cuenta oficial para hacer chanza sobre la incertidumbre a la que estaban condenando a los ciudadanos, en vilo antes de irse a la cama ante la falta de información oficial. Hasta la propia Manuela Carmena justificó al día siguiente la ausencia de noticias a la ciudadanía porque la contaminación es como “la fiebre de los niños, que crece a lo largo de la tarde”. Es como si los de Ahora Madrid se hubieran propuesto recuperar el dicho castizo que rezaba que “esto parece la casa de Tócame Roque”.

Es cierto que el fenómeno de la inversión térmica -que se produce especialmente en jornadas que son cálidas durante las horas de sol y frías en la noche- se acentúa a medida que finaliza el día, ya que el aire no puede elevarse al ser más frío y, por tanto, más denso en la zona inferior, atrapando cerca del suelo al dióxido de nitrógeno. Tan cierto como que el Ayuntamiento no tiene por qué esperar hasta las once de la noche para informar a los ciudadanos.

Sé de lo que hablo. Durante mi trayectoria en la empresa privada, como Ingeniero Técnico Industrial Superior Especialista en Calidad y Gestión Medioambiental, tuve la oportunidad de participar en la instalación y control de cabinas atmosféricas de Madrid. Los datos son recogidos a diario pero deben ser validados al día siguiente por los técnicos responsables. Por lo tanto, el Ayuntamiento puede y debería tomar las medidas contempladas en la ordenanza medioambiental en base a los datos recogidos el día anterior, evitando la improvisación permanente y dando información con suficiente antelación a los ciudadanos.

Dijo Molière que “la improvisación es la verdadera piedra de toque del ingenio”. Si algo ha demostrado este año y medio de gobierno es que los de Ahora Madrid son altamente “ingeniosos”. Nadie como ellos para sacarse de la chistera imprudencias varias como el concurso infantil para que los niños recogieran las colillas de la calle, que fueran las madres las que limpien los colegios de sus hijos, los universitarios quienes limpiaran las calles, o sustituir en ciertos barrios a la Policía Municipal por mediadores vecinales, mientras Madrid se convierte en la ciudad de los “Manteros Welcome”, con el grave perjuicio que ello supone a los comerciantes que pagan sus impuestos. Y no olvidemos a su concejal de Seguridad Ciudadana que llegó a tildar de “fascistas” a agentes de Policía Municipal.

La nueva política se resume en una serie de ocurrencias e ideas temerarias que se anuncian un día y se “matizan” al siguiente, mientras se dejan escapar inversiones millonarias que ayudan a generar más empleo. Y claro, el paro en la ciudad de Madrid sube. La nueva política consiste también en no informar con rigor y a tiempo a los madrileños del nitrogenazo que se les avecina, mientras bromean con ello en las redes sociales. Y entre improvisación e improvisación, la ciudad de Madrid sin barrer.

Borja Gutiérrez

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