AL LORO
En el “coté” Sánchez decían días pasados –y lo recogíamos aquí- que las relaciones entre el secretario general del Psoe y Susana Díaz no eran tan malas como afirmaban algunos comentaristas. En el “coté” Díaz, probablemente agobiados porque no acaban de cuajar las cosas y la presidenta en funciones sigue en funciones, no comentaban nada sobre el asunto. Sin embargo las caretas cayeron en Alcalá de Guadaira.
Sánchez llegó tarde porque pasó previamente por Dos Hermanas, referente del felipismo, y se vio desbordado por la gente. Encima la entrada en Sevilla fue caótica porque coincidió con las caravanas hacia el Rocío, y tuvo a Susana Díaz esperando bastantes más minutos de lo que permite la cortesía. La presidenta no disimuló su malestar -¿se puede decir cabreo?- y no hubo ni un gesto de calidez durante todo el tiempo que compartieron. Un dirigente socialista, al día siguiente, admitía que “las relaciones son pésimas”. Así, pésimas. Que es lo peor que puede pasar en un partido, sobre todo a dos días de unas elecciones en las que los dos políticos se juegan su futuro personal y el de sus siglas.
La noche del domingo se presenta apasionante. Los nervios están a flor de piel, y los afanes están puestos en el 30 o 40 por ciento de supuestos indecisos. Lo de supuestos es porque los expertos en sondeos –aunque no están acertando mucho en los últimos tiempos- afirman que no son tantos, porque en ese 30 o 40 por ciento hay un número considerable de ciudadanos que no piensa ir a votar. Lo que sí se percibe sin necesidad de que lo anuncien los profesionales de las encuestas, es que a medida que han pasado los días se han desinflado algunos globos que hace nada parecían hinchadísimos, hasta el punto de que el propio padre de Pablo Iglesias eligió, para agasajar a su hijo, un poema de Agustín García Calvo que habla del orgullo del fracasado. No parecía el más apropiado para un mitin de campaña, pero … a lo mejor la estrategia del desconcierto da resultado. Y en Ciudadanos ha ocurrido lo que muchos advirtieron que podía ocurrir, que en el afán de crecer Albert Rivera ha estado poco fino a la hora de elegir candidatos. En el aluvión de fichar y fichar para las listas ha metido a personas que no querían presentarse y también se le han colado nombres impresentables, a los que no ha dudado en poner de patitas en la calle. Pero la imagen de escasez de rigor y seriedad no se la quita nadie. En fin, a ver qué pasa este 24-M que tiene a los políticos en un estado de nervios tal que las reacciones tras conocer los resultados pueden provocar importantes titulares.
Hay vida más allá del proceso electoral, aunque no lo parezca. Nombramientos relevantes en la fiscalía anticorrupción, por ejemplo, que se concretarán en los próximos días, quizá horas. Pablo Iglesias, por cierto, no da puntada sin hilo, y bastante antes de que se iniciara la campaña, cuando estaba metido de lleno en mantener encuentros con distintos sectores sociales, se reunió con miembros de Jueces para la Democracia. Hay que conocer bien el funcionamiento de la Justicia, sobre todo con la creciente judicialización de la política.
Y, mientras la mayoría hace sumas y restas para tratar de adivinar cómo se van a conformar futuros gobiernos, los que de verdad ven más lejos y se preocupan por las grandes grandes cuestiones, las que más importan, siguen de cerca todo lo concerniente al yihadismo y a los avances del ejército islamista. Han conquistado Palmira y pueden cometer una atrocidad artística, pero no es eso lo peor: lo grave es el avance continuo … y la imposición de su régimen de terror. No somos conscientes de lo que está ocurriendo. Creemos inocentemente, irresponsablemente, que es un problema que afecta a otros.
Pilar Cernuda