viernes, abril 26, 2024
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Machacar a Podemos, consigna general

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Yes, we can. Podemos machacarlos, inventar medias verdades, tergiversar su programa, vituperar a un becario por unos problemas burocrátcos, desvirtuar lo que dicen Iglesias, Torres o Vincenç Navarro, todo vale. Difama, que algo queda.

El PSOE y el PP, con sus barones (nombre feudal que resume y expresa perfectamente cómo se comportan, sobre todo en las regiones, avasallando y sin escuchar) han entrado en pánico (pánico viene etimológicamente de la nada, que es lo que arguyen los tradicionales, casi nada, frases). Pánico de que se rompa el bipartidismo, esa especie de reminiscencia canovista, pánico de que la bella transición, elevada a los altares, sea superada, pánico de que les quiten puestos en las Cámaras y las francachelas.

Podemos les ha movido las sillas o más bien las confortables poltronas en las que dormitaban gracias a los incautos electores que les seguíamos votando por inercia . Porque en España, el que amanece o nace socialista, del PP, o nacionalista, no cambia jamás, seguimos votando a los mismos con una fidelidad perruna. Da igual lo que hagan o lo que no hagan. Es un país muy ideologizado.

Pero el ataque a Podemos, en todos los frentes, es ramplón, banal, sin ideas. De puro superficial, soslaya la crítica verdadera y se queda en el anécdota. Es un decirles “dejaros de idealismos y al pan, pan y al vino, vino”. La falta de atractivo de los partidos tradicionales es pasmosa. Son serios, sin humor, sin ideas, en general, bastante antipáticos y muy creídos. Muchos españoles estamos ya hartos de los políticamente correctos y nos gusta un cierta extravagancia. Por eso están nerviosos.

“Dejaros de idealismos y al pan, pan y al vino, vino”

Cierto que Podemos tiene algunas ideas peregrinas o muy discutibles: las 35 horas (que no han servido de nada en Francia), la salida de la OTAN, la nacionalización de la banca. En fin, ya se les pasará.

Aquí nadie parece discutir la situación de fondo que ha propiciado la saludable emergencia de este grupo. Nadie discute los planes de la UE, que han llevado a más ruina a Portugal, Grecia y España. Con el pretexto de no perturbar la circulación bancaria, se ha beneficiado a los bancos, recortando precisamente lo que hace una sociedad estable. Y hasta aquí, los socialistas han colaborado estrechamente para no desentonar ni desestabilizar (el gran temor del PSOE es que le acusen de izquierdista), considerando que a más consumo, más riqueza, y olvidando cosas más esenciales, como equidad, desarrollo humano, educación, ecología y medio ambiente.

Como Marina Silva en Brasil (también denostada), Podemos perturba, cambia el mapa. Y eso no lo quieren consentir los barones, baronesas y demás personajes feudales. Y cualquier triquiñuela es buena para denigrarlos, para enturbiar su mensaje (en Brasil dicen ‘deturpar’, que es muy expresivo).

No es eso una sana práctica democrática de los partidos establecidos y de los comentariastas políticos. Aunque los de Podemos deben aplicarse el cuento y saber que “un político que se queja de la prensa es como un marino que se quejase del mar” (esto lo dijo alguien en las antípodas de Podemos, el singular, antipático pero inteligentísimo y culto Enoch Powell).

Jaime-Axel Ruiz Baudrihaye

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