Aquí no hay presuntos. Hellín Moro es un criminal condenado, un asesino que mató a una chica de diecinueve años, porque era vasca – en 1980 ser vasco y de izquierdas era ser etarra – y porque era de la Coordinadora de Estudiantes de Enseñanzas Medias, organización social que en 1979 y 1980 se movilizaba contra un proyecto de ley del gobierno.
Yolanda era del PST y no defendía ni practicaba la violencia
Yolanda era del PST y no defendía ni practicaba la violencia. Jamás lo había hecho; había militado en las Juventudes Socialistas y en la LCR. He pertenecido a ambas organizaciones y jamás he practicado la violencia. Quienes leen mis artículos saben que denuncio con dureza a los etarras y que en eso soy contundente.
A Yolanda la mataron. El asesinato estaba vinculado con Fuerza Nueva y con la policía. Y en un tiempo de movilización social, y de masas. La respuesta social era alta, intensa y se desarrollaba creando canales y cauces de participación, como la citada coordinadora, que excedían al monopolio político de los grandes partidos. Algo parecido a lo que sucede ahora.
A Yolanda le dispararon tres veces: dos en la cabeza y una en un brazo. La mataron, insisto. Y detuvieron a los asesinos, no a los inductores ni a los cómplices. Querían responder a la movilización de su centro de FP en Vallecas, descabezar el movimiento estudiantil y vengar un atentado etarra. Que los criminales llegaran a ella explica las connivencias con los aparatos de seguridad.
No hay redención cuando la fuga y el cambio de identidad son los rasgos que caracterizan al asesino
Emilio Hellín, el asesino, ahora, por lo visto, trabaja para la Guardia Civil y el ministerio del Interior; al parecer, da formación a sus agentes sobre tecnología y criminalística. Es un asesor de los muchos que hay. Trabaja para la seguridad del Estado el criminal convicto que se fugó dos veces de la cárcel.
Para mí, es inexplicable. No hay redención sin pedir perdón, y no hay redención cuando la fuga y el cambio de identidad son los rasgos que caracterizan al asesino. Este sujeto surgido de la mafia policial del fascismo ha vuelto a la policía, si es que alguna vez salió de ella. Me da asco y repugnancia que mis impuestos paguen su trabajo. Y me inquieta, y mucho, que el PSOE en el gobierno o no se percatase en su día de semejante atrocidad o la haya permitido.
O quizá en ese periodo no se contó con él, no lo sé. Espero con ansiedad una respuesta que aclare esto. Del PP no espero nada. Del PSOE exijo, como ciudadano, una respuesta inmediata.
Cuando asesinaron a Yolanda me prometí no olvidar nunca el crimen; quienes me conocen saben que nunca lo he hecho. Y que no lo haré.
Rafa García-Rico – en Twitter @RafaGRico – Estrella Digital
Rafael García Rico