Esta semana me la he pasado inmersa más que nunca en el mundo de la moda en la Mercedes Benz Fashion Week Madrid, antes conocida como Pasarela Cibeles, que no deja ni un momento de descanso, ni de aburrimiento y es que aunque estés haciendo tiempo entre desfile y desfile puedes pasearte por los diferentes stands o aún mejor, pararte un rato a observar los estilismos de la gente.
Yo, a lo mejor en mi infinita ignorancia, no alcanzo a entender porque la gente se cree más elegante o moderna por plantarse todo lo raro e incombinable que 
encuentra en su armario. Una cosa es que te pongas una estupenda prenda vintage y otra muy diferente que rescates del armario de tu abuela un jersey de tricotosa de rayas, con diferentes colores cuatro tallas más grandes (eso no es oversize, es crecedero y seguro que no van a crecer más), combinado con una falda de cuadros de lana que no deja ni ver las rodillas, pero sí muestra unos bonitos calcetines blancos con puntilla y unas sandalias con un tacón imposible, con los que por cierto, la mayoría de estas ‘modernas’ no saben andar. No hay nada más ridículo que ver a semejante ‘cosa’ con todo ese atuendo adornado por un lazo gigante en la cabeza, unas gafas de pasta sin cristales y todo el pelo alborotado, que se tambalea de lado a lado porque no es capaz de mantenerse encima de semejantes zancos.
El género masculino tampoco se queda corto, pajaritas de colorines con camisetas sin mangas, chaquetas de pana y colores eléctricos combinados con pantalones vaqueros rosas o aún peor, y juro que es verdad, con mallas plateadas. Los sombreros también tienen su espacio y hasta vi a un hombre que llevaba tachuelas en la calva (que aún no me explico como se las clavó) y tatuajes por la cabeza. Yo, de nuevo en mi infinita ignorancia, no entiendo que todo esto sea moda, de hecho, por más que iba de desfile en desfile no veía ningún atuendo semejante que propusieran los diseñadores. Más tarde me enteré de que la mayoría de estos personajillos son estudiantes de moda y algunos diseñadores amateur, blogers o simplemente modernillos, realmente espero y deseo que si estos «niños» llegan algún día a ser diseñadores, se hagan mirar ese gusto tan estrafalario.
Por suerte, me di cuenta de que yo no era la única que pensaba así. Cuando uno de estos días ya me iba a casa agotada de tanto trajín, oí una voz detrás de mi que comentaba con su acompañante; «esto cada día está más lleno de poligoneras vestidas de modernas y mucho hortera», un soplo de comprensión me llenó y me di la vuelta para saber quien compartía mi opinión, sólo diré 
que se trata de una mujer bastante famosa y asidua a los desfiles de moda. ¿Lo adivináis?
Por otro lado, la fashion week madrileña no es sólo un desfile de excentricidades, también es un escaparate para los diseñadores y también para todo el famoseo. Los actores, cantantes, modelos, presentadoras y hasta futbolistas se sientan en el front row de sus diseñadores favoritos, muchas veces con las creaciones de alguno de ellos. Un lugar perfecto para dejarte ver y que te vean, no eres nadie si no estás en Cibeles. Este año he visto desfilar a caras tan conocidas como Alaska, Mario Vaquerizo, Miguel Ángel Silvestre, Blanca Suárez, Mar Flores, Iván Helguera o Pablo Rivero. Y otras viejas glorias de las que ya casi me había olvidado como la exministra Carmen Alborch o Norma Duval.
En resumen, en la MBFWM encontramos todo un derroche de moda por parte de los diseñadores, tendencia por parte de algunos asistentes y mucho modernismo hortera y excentricidades de la mano de asistentes anónimos y algún famosete.
Los mundos rosas de Itziar