Como cada 11 de Septiembre, los catalanes han vuelto a recordar una revisión histórica hecha a su imagen y semejanza. Recuerdan lo que pudo haber sido y no fue en versión nacionalista. Siempre igual. Y da igual que Casanova hiciese exactamente lo contario de lo que dicen los nacionalistas catalanes que hizo. Para ellos, aunque no sea así, luchó contra los españoles y, cada año, lo recuerdan con actos exagerados. Tan exagerados que no hay año en que los hijos del nacionalismo radical o, mejor, del separatismo radical no realicen actos vandálicos. Siempre los mismos. A estos bárbaros, criados a la sombra de la mentira, lo que de verdad les divierte es quemar la bandera española y alguna foto del Rey de España. Se creen más hombres. Piensan que son más catalanes.
Pero estos bárbaros hechos con ser graves, parten de una cierta educación sectaria comprensible. Lo que no es de recibo es que una ministra del Gobierno de España se posicione radicalmente en contra de una decisión del Tribunal Supremo Español y siga defendiendo la inmersión lingüista en Cataluña contra viento y marea.
Para más choteo, la señora Carme Chacón es Ministra de Defensa de España. La incongruencia llevada a su máxima expresión.
No todo vale, señora Chacón. Y que conste que a mí me parece bien que usted defienda lo que quiera. Incluso, la independencia de Cataluña. Pero no desde el Gobierno de España. No es serio.
Pinocchio