Del mismo modo que en el lejano oeste –según la filmografía clásica- algunos pistoleros se entretenían haciendo puntería con las coristas del Saloon, ciertos medios de comunicación poco profesionales y muchos “opinadores” a sueldo instalados en el sensacionalismo color submarino de los Beatles parecen divertirse de modo similar utilizando como blanco a los abogados, cuando comentan noticias referentes a procedimientos judiciales. Desde aquellos que clamaban contra el abogado defensor del acusado de asesinar a Marta del Castillo porque no permitía el esclarecimiento de los hechos y la condena de su cliente, hasta las menciones que se hacen a los abogados defensores “de la trama Gürtel”, como si efectivamente formasen parte de una banda mafiosa. El último episodio de tiro al blanco mediático contra un abogado ha tenido por objetivo al prestigioso letrado Sevillano Francisco Mª Baena Bocanegra, quien ha centrado la atención de la prensa por su condición de abogado defensor de Baltasar Garzón en una de sus tres causas ante el Tribunal Supremo, por un lado, y de Mª José Campanario en el procedimiento que se sigue en la Audiencia Provincial de Cádiz, por otro.
Abrió el fuego un medio digital que suele mezclar noticias con chismes, y enseguida se sumaron al tiroteo los comentaristas de la prensa especializada en vísceras. Su argumento para cargar contra el letrado hispalense es atribuirle la contradicción de defender la validez de las escuchas telefónicas ordenadas por Garzón, en un caso, y al mismo tiempo cuestionar las intervenciones de comunicación que fundamentan la causa contra Campanario, en el otro. A partir de aquí el abanico de acusaciones va desde la falta de coherencia hasta la falta de moral, pasando por todo tipo de calificativos. Todos los que se pronuncian de tal modo demuestran que su ignorancia es solo superada por su temeraria osadía. Los abogados se centran en casos concretos con sus circunstancias particulares, no en categorías generales. No se trata de “escuchas sí o escuchas no”, sino de analizar si en cada caso se han respetado los procedimientos legalmente establecidos y se ha garantizado la tutela de los derechos de los acusados. Y en este aspecto el papel de los letrados defensores es fundamental, toda vez que nadie puede ser considerado culpable de un delito si tal declaración no se produce en el seno de un proceso con todas las garantías (El right to due process, del Derecho Anglosajón). Y el elemento fundamental en ese ámbito, la garantía de las garantías, es poder ser asistido y defendido por un letrado profesional e independiente cuyo objetivo e interés sea el obtener el mejor resultado posible para su cliente en el marco que la ley ofrece.
Gracias a los abogados defensores, los ciudadanos podemos confiar en no ser víctimas de la arbitrariedad ni la injusticia y que, a diferencia de lo que ocurre en los procesos paralelos que se siguen en determinada prensa y en ámbitos políticos, no existan condenas previas basadas en las impresiones o en los sentimientos, ambos fácilmente manipulables, ni situaciones en las que todo vale. No tengo especial simpatía por el personaje de Baltasar Garzón y me resulta indiferente el de Mª José Campanario, pero espero que ambos sean objeto de un proceso con todas las garantías, cuya sentencia firme deberán en todo caso acatar. Desde luego ambos tienen la suerte de contar con una magnífica defensa letrada. Dejemos pues discurrir los procedimientos judiciales y mientras tanto, por favor, no disparen al abogado…
Juan Carlos Olarra