El mercado del fútbol y la televisión tiembla. La explotación nacional de los derechos del fútbol televisado atenta contra el mercado único. Fútbol y televisiones no pueden prohibir ver partidos a través de cadenas de otros estados europeos. Es la respuesta de la abogada general del Tribunal de Justicia Europeo, Juliane Kokott, a la Premier League británica en su causa contra un pub donde los partidos se veían con una tarjeta decodificadora de una cadena griega, más barata para su dueña. Otro paso para el mercado único de contenidos, frenado por las sociedades de gestión de derechos de autor y los dueños de derechos muy codiciados como el fútbol o los grandes estrenos de cine.
El dictamen de la abogada general no es vinculante, pero sus opiniones son respetadas por la corte. Augura otra etapa en la larga batalla para romper los monopolios del fútbol y la televisión. Cuando todo es negocio, Kokott afirma que “la explotación económica de los derechos no resulta burlada” por las tarjetas de las televisiones extranjeras, “al fin y al cabo, se pagó la tarifa correspondiente”.
Fútbol y televisión deben respetar el mercado único y los precios entre países deberían acercarse. La abogada general cree que “forma parte de la lógica del mercado interior que las diferencias de precio se equilibren mediante el comercio”. Los precios no pueden limitar el mercado europeo.
El dictamen cuestiona el viejo cerrojo de los mercados y licencias nacionales de televisión en un mundo de pantallas globalizado. Es relevante que los defensores de las fronteras económicas aludan a las diferencias culturales recogidas en la legislación europea para negar a los consumidores una oferta más competitiva.
La justicia avanza en la propuesta de la Directiva de Servicios de Comunicación Audiovisual para una “transición de los mercados nacionales a un mercado común de producción y de distribución de programas en condiciones de competencia leal”. Pero también hacia el mercado único de contenidos propuesto en la Agenda Digital Europea.
La europeización de derechos podría acabar con pugnas como las de las televisiones privadas con las públicas por el fútbol y aumentar la competencia más allá de lo imaginado por autoridades como la Comisión de la Competencia, cuyas recomendaciones no fueron incluidas en la Ley Audiovisual (art. 21).
La Premier League se ha apresurado a recordar al Tribunal de Justicia Europeo los beneficios para el fútbol de los derechos exclusivos. Y advierte a la Comisión Europea, que lleva años intentando abrir el mercado del fútbol televisado, que si quiere crear una licencia europea para los deportes, la música o el cine debe hacerlo por el proceso habitual, donde los lobbies concentrarán su poder en los gobiernos nacionales y en el Parlamento Europeo.
Las licencias europeas centran las preocupaciones de los dueños de la televisión, los libros, la música o el cine. Por ahora la Comisión no ha encontrado manera de desarrollarlas. La presión del negocio es enorme. Los consumidores pagan más y tienen menos donde elegir. Ganan unos pocos, pagan el resto.
Juan Varela