viernes, abril 26, 2024
- Publicidad -

Felipe González y la ‘guillotina generacional’

No te pierdas...

El momento llegaría y lo estábamos esperando. Felipe González ha hablado. En el debate sucesorio, prefiere a Rubalcaba antes que a Zapatero. Hasta ahí, ninguna sorpresa. La expectación se centraba en las maneras, el cómo, hasta qué rincón de la sala empujaría González a Zapatero para encumbrar al presidente bis. Sin contemplaciones, su dedo ha señalado la puerta de salida. Ante el Fórum Europa en la ciudad de Málaga, con el aforo completo, en el turno de preguntas de la prensa sonó la primera. ¿Será Zapatero candidato del Psoe en las próximas elecciones generales? Para González, serlo depende del funcionamiento orgánico de una estructura de partido. Es tan obvio, dice, que se olvida con frecuencia. Y la obviedad da la vuelta al debate, con revolcón incluido para el líder, al hacer pública la única libertad que dejarán ejercer a Zapatero, irse. Desde ahora, su permanencia depende del partido que podría, en un giro insólito, proponerle un proceso de primarias. Ya no tienen que esperar a que Zapatero decida su futuro, el Psoe elegirá lo que convenga, convirtiendo la posible candidatura del presidente en una más. La polémica queda enmarcada en las palabras de González, «uno tiene libertad para decir no, y no tiene libertad para decir si con todas las consecuencias. Depende de un colectivo humano democrático que decida”.

Decidir, ¿a favor de quién?. Para esta respuesta no hizo falta que mediara la pregunta de ningún periodista. González, motu proprio, mostró su papeleta; “la de un todo terreno de la política, el hombre que vaya por el camino rural o la autopista, circula bien”. De manera que, si hasta ahora se había reconocido en Zapatero el mérito de nombrar y señalar a Rubalcaba, el ex presidente recordó de dónde viene, “lo he tenido yo en mi gobierno y trabajó muy bien”. Y para neutralizar el hándicap de un candidato eléctrico venido de atrás, hubo otros guiños. “La historia de que por ser joven se represente mejor la renovación”, ya que conoce “viejos que se mantienen jóvenes porque consevan la rebeldía consigo mismos”. Los piropos para uno, contrastaron con las críticas al hombre de su partido que de momento gobierna este país. El primero personalizado, «lo peor en política es creerse imprescindible», y el segundo dedicado a “las malditas reformas” que debían haberse abordado en España hace diez años. Haciendo cuentas, en 2001 estaba Aznar y tres años después llegaba Zapatero, a quien sin duda se estaba refiriendo. 

Felipe González, estadista europeo, el socialista que a estas alturas confiesa abiertamente no importarle que gane la derecha, se siente cómodo desde el último cambio de gobierno. A los veinte días de que Zapatero pusiera su futuro en manos de Rubalcaba, concedió su entrevista más polémica de la última década, aquel “tuve que decidir si volaba la cúpula de ETA”, que también dejó otras frases, “las elecciones no se ganan por cómo se afronten los desafíos globales, sino por las miserias locales”. Y en estos barros se bate la sucesión del socialismo. Que Rubalcaba y Blanco urdieran la apertura de primarias en Madrid no es ningún secreto. Dos meses antes se comentaba abiertamente en el Congreso, con expresiones del tipo “dice Rubalcaba que lo de Tomás ya está cerrado”, afirmaba Ruth Porta. Amparados en la estrategia del hombre inteligente, idearon y colgaron el cascabel del postzapaterismo a un proceso que nacía envenado desde el principio. Como apunta un sociólogo vinculado al Psoe, “si se desconfía de la antigua guardia, no es descabellado pensar que al forzar las primarias de Tomás Gómez pensaran en repetir la jugada de las encuestas en el futuro”. Hoy, todas apuntan a que cada comunidad autónoma arañará mas escaños en las listas con Pérez Rubalcaba a la cabeza, unos sondeos que, de llevar a la práctica, pondrían fin a la etapa de José Luis Rodriguez Zapatero.  

Felipe González no profundizó sobre la posición de uno u otro en las encuestas, pero sus palabras en Málaga contestaban a las del presidente, cuando aseguró que sólo su mujer y un miembro del Psoe sabían si se presentará a la reelección en 2012. La respuesta al enigma apunta a que el miembro socialista es él mismo, Zapatero sólo frente a sí mismo. La incógnita no le beneficia, pero la desconfianza, en estos momentos, sólo puede jugar a su favor. Porque, ¿en quién y en cuántos podría depositar su confianza? ¿Quién queda de su guardia orgánica que fuera a respaldarle sin fisuras? Felipe González ya ha hablado, no será uno de ellos. Como rezaba el manifiesto futurista de Marinetti, aquel famoso “vendrán contra nosotros nuestros sucesores”, en política, desde Madrid a Asturias, léase Álvarez Cascos, últimamente los que vuelven en contra son siempre antecesores.

Pilar Velasco

Relacionadas

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

- Publicidad -

Últimas noticias

- Publicidad -