viernes, abril 26, 2024
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Una dosis de optimismo

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Después del surrealista puente que hemos disfrutado, hoy no deseo que mi opinión sea pesimista. Es más: me he sujetado con fuerza al único aspecto positivo que he podido encontrar en este lío de controladores aéreos, ilusiones rotas, estudios de los empresarios, problemas marroquíes, viajes erráticos de nuestro presidente, desastres hoteleros, ataques financieros y cablegates, para poder mantener mi paz interior y si puedo también la de ustedes.

Precisamente en este último escándalo, también llamado Wikileaks he encontrado el motivo de optimismo que deseo compartir con ustedes: en el transcurso de las conversaciones que a modo de padres espirituales mantienen los distintos embajadores americanos con los políticos españoles, el señor Aznar, que actualmente preside una fundación dedicada a los estudios sobre la actual coyuntura, confesó que si viera a España desesperada, volvería a la política. El silogismo sale rápido: Aznar, que debe tener información guay, no ha vuelto, luego España, aunque lo parezca, no está desesperada.

Reconocerán conmigo que estas cosas animan e incluso la postración que sentían antes de leer estas líneas se ha reducido ante la revelación de Wikileaks. Es un alivio.

Claro que encontrar algo positivo en este asunto del Wikileaks es una proeza que espero valoren pues tiene su mérito. El tema, empezando por el nombre, es de vergüenza ajena. También hace dudar sobre la cualificación de los componentes de los servicios secretos, antes llamados espías, que ya no son lo que eran. Creo que es debido a lo del cambio climático. Antiguamente un servidor de cualquier servicio secreto occidental u oriental se tomaba varios martinis con hielo mezclados pero no agitados y en el otro caso una botella de vodka en ayunas y no pasaba nada. Bueno si, se informaban de todo ya que sus contertulios no tenían tan privilegiados hígados. Ahora se toman eso y les hospitalizan con un coma etílico. Tal vez por ello se ha puesto en marcha el llamado plan B consistente en hablar con taxistas, escuchar en los ascensores y atender la conversación de la mesa de al lado en los restaurantes.

Por ello lo más interesante se produce en las Embajadas. Eso es para tomárselo en serio. Es una manipulación institucionalizada. Con total impunidad, lo cual les ha hecho bajar las defensas y les han pescado con las manos en la masa. Pero también aquí se comprueba otro motivo de tranquilidad para los españolitos y es que nuestro principal problema ante los sesudos analistas del imperio americano es la piratería en internet y los “mantas”. Se supone que hablan de las películas y me hace pensar en lo poderosísimo que debe ser el lobby de Hollywood para que los sucesivos embajadores hayan dedicado tanto tiempo  y viajes para combatirla, mientras les pirateaban a ellos. Resulta que aquí las cosas van mal pues quién más quién menos se ha “bajado” “Avatar” o lo último de Beyonce, que, entre nosotros, ya son ganas de piratear.

Por lo demás parece ser que estamos muy bien y la paella es estupenda. Así que si nuestro problema es solo ese, les recomiendo mucho optimismo. Que ya llega la Navidad.

Paco Fochs

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