lunes, abril 29, 2024
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Triunfadores y perdedores

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El triunfo de los convergentes se translucía en la desangelada sesión plenaria del Congreso, preparación de las jornadas intensas de este miércoles y jueves donde los órdenes del día ya han perdido la eficacia ante los incesantes vaivenes en los mercados. 

El pleno era una muestra de la alegría agazapada en los escaños mientras tronaba en el exterior del hemiciclo. Surgían nuevas palabras, peticiones de comparecencia del Gobierno y viejos mensajes entre los de sostener que no estamos en riesgo y los opuestos de “Elecciones, ya”.  Salvo los inquietantes mensajes de Felipe González y Javier Solana.  El ex presidente, que emplazaba al BCE a socorrer la deuda de los países europeos –España- y que, en su defecto, no descarta nuevos rescates a principios de 2011.  Solana advierte de la disyuntiva española: estar entre los países que cuentan o en los “grandes museos de la Humanidad”.  Cuán negro nos lo fiáis.

Los convergentes se mostraron airosos con sus mociones, mientras caía hielo en el exterior del Congreso en el nuevo martes negro, con la acumulación de caídas en la Bolsa de Madrid en sintonía con otras europeas y el aumento de la prima de riesgo española a la velocidad de vértigo, aplacada al término de la jornada. Para que no faltara de nada, la cascada Wikileaks producía reacciones en el Senado; negativas del Gobierno y preguntas a una avalancha sin filtro.

El reguero de emociones contrapuestas tras la noche catalana se desplegó entre las sedes y los blogs. Frente a un esponjado Mas en su entrevista con el socialista Nadal, brillaron los perdedores.  Un Montilla que se asumió como “el máximo responsable” de la derrota y,  aún con algunos pretextos como la crisis, la financiación y la sentencia del Estatut –“una tormenta perfecta”-dijo-,  no rehuyó la autocrítica.

Otros perdedores como Puigcercós, dispuesto en principio a continuar como líder de ERC, ponía su cargo a disposición de su partido al constatar divisiones.  La unanimidad sólo anida en la victoria.  Pero explicó su catástrofe por la virginidad perdida: la  decisión de haber hecho president a Montilla y “haber eclipsado la épica nacional”, de la que eran portadores.  Melancolía de la pureza doctrinal. Su compañero Benach, que presidió el Parlament durante los siete años del tripartito, fue más modesto en su renuncia expresa al escaño.  Apela a una “renovación tranquila” sin “estridencias ni peleas”. Asume su fracaso. Otros como Portabella, atentos a mayo, proponen coaliciones independentistas con Joan Laporta. Todo por el independentismo. Más madera. 

Chelo Aparicio

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