viernes, abril 26, 2024
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Obama y Zapatero

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“Me siento mal”, confesó un abatido Obama que ha visto cómo en dieciocho meses, el entusiasmo y apoyo contundente de los norteamericanos se ha convertido en una seria advertencia que, en definitiva, es lo que ha supuesto el triunfo sin paliativos de los republicanos. Desde este mismo miércoles, el presidente norteamericano está abocado a buscar el acuerdo con sus rivales. Como siempre, Obama fue cuidadoso y respetuoso con sus adversarios y asumió la responsabilidad de lo ocurrido. “La gente se siente frustrada y lo que ha ocurrido ya lo había escuchado”. Esos mensajes de desazón se han convertido en votos y comienza para Obama una nueva etapa. No significa, ni mucho menos, que lo tenga todo perdido, pero sí que tendrá que desplegar todas sus dotes políticas -que no son pocas- para recuperar el terreno ahora ocupado por otros.

Para entender lo que ocurre en EEUU los europeos nos tenemos que quitar nuestras gafas. Nos resulta imposible entender que haya quienes se opongan a la Sanidad para todos, que se admita como normal que si no enseñas la tarjeta de crédito ni te preguntan el nombre y ni qué decir de la pena de muerte. Son realidades distintas, pero en esto de los liderazgos y de las percepciones probablemente las diferencias no sean tantas.

Por ello, cuando ahora todos nos ocupamos de Obama, todos pensamos en Zapatero. El también supuso el cambio, logró ser un estupendo candidato y obtener dos victorias incuestionables. Si Obama, como el mismo reconoció, ya había escuchado a la gente sus sentimientos de frustración, Zapatero tiene datos más que de sobra para saber que su estrella se apaga. Lo llamativo, lo sorprendente es que sabiéndolo no haga nada para evitarlo. Con el nuevo Gobierno se trata de minimizar daños pero salvo que se vean a sí mismos como auténticos colosos, capaces de caminar sobre las aguas, cuesta entender que se regodeen en los errores. Error de fondo ha sido el no dedicar a Rajoy el mismo tiempo que se ha dedicado a Urkullu  para intentar unos presupuestos cabales. Error de fondo es caer en el mantra de que la derecha lo que quiere son recortes sociales o vernos a todos en las filas de los comedores sociales. Error es negarse a debatir, o sea vetar, la propuesta conjunta de todos los grupos de oposición -salvo el PNV- sobre la congelación de pensiones y error es ser el gran ausente en la próxima visita del Papa.

Podrán alegar que el PP no quiere el acuerdo, pero deberían intentarlo. Podrán alegar que hablar ahora, otra vez de pensiones, es enviar mensajes negativos a los mercados como si los mercados no supieran que de lo que se habla es de 1.500 millones y podrán aducir que el Gobierno está mucho y bien representado en la visita papal pero si en EEUU quien ha tenido que hacer balance de las elecciones ha sido Obama y no los congresistas derrotados, aquí la cuestión no está “en los portavoces”, sino en el presidente que teniendo aún un cierto margen de tiempo para modificar algunas actitudes ha optado, al parecer, por echarlo es saco roto. Lo que nunca podrá decir ni el presidente ni el PSOE es que no lo sabían.

Charo Zarzalejos

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