viernes, abril 26, 2024
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La sangría de Telemadrid

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Me había prometido no escribir ningún artículo sobre Telemadrid a la espera de finalizar la redacción de un libro sobre la biografía de la cadena autonómica. Pero no he podido librarme de la tentación a la vista de sus paupérrimos resultados de audiencia.

En una ocasión, el imputado exdiputado del PP por el caso Gürtel, Alberto López Viejo, me dijo en tono amenazante –entre otras cosas- que “los militantes del PP tenían la orden de no sintonizar Telemadrid”. Su lógica era aplastante: gobernaba Gallardón en la Comunidad de Madrid y los que estábamos al frente, empezando por Francisco Giménez-Alemán, en la Dirección General, y yo mismo, en la dirección de los Servicios Informativos no cumplíamos los “requisitos” –eso lo digo yo- que marcaba la Gran Señora de Madrid.

Como no hubo adhesión inquebrantable ni sumisión, sino un ejercicio profesional, riguroso y plural del periodismo, pasó lo que tenía que pasar: destitución y a otra cosa, mariposa.

Pero con independencia de ello, siendo grave el planteamiento, Telemadrid ha venido sufriendo desde entonces una sangría de espectadores que no puede corresponderse con el argumento esgrimido por los actuales directivos de la Casa, justificando que la pérdida de audiencia se debe a que hay más cadenas.

Retomando las palabras del imputado diputado López Viejo, no creo que en este momento ni los militantes del PP vean Telemadrid. En siete años han dilapidado todo el “capital” que la cadena había cosechado con el esfuerzo y trabajo de todos sus empleados. El prestigio está en la actualidad por los suelos y no hace falta entrar en detalles para concluir que es un instrumento de propaganda al servicio de la Puerta del Sol y de la derecha más rancia del PP. Ni siquiera de Rajoy, al que, por cierto, buenas “collejas” le dieron cuando tenía enfrentada a la Gran Señora.

Todo ello, y otros muchos despropósitos, están acabando con la televisión que, no hace mucho, era la referencia informativa de los madrileños. En el mes de septiembre –y el apagón durante la huelga del 29-S no es una coartada- Telemadrid obtuvo una audiencia media del 6,8%, y en lo que llevamos de año tiene un porcentaje acumulado del 7,9.  Casi dos puntos en  un año, una barbaridad en términos relativos y absolutos. Y lo que es peor, teniendo en cuenta que el 3% de audiencia se considera cero técnico, la televisión madrileña está a un paso de que no la vea nadie, ni tan siquiera los militantes del PP como decía el imputado diputado López Viejo. Como es de suponer, con esa media de audiencia ningún programa se salva y los informativos no son una excepción, sino que, además, fueron los primeros en perder el crédito de los madrileños, incluidos los militantes del PP, como decía el imputado diputado.

La situación es muy preocupante para los trabajadores, por motivos obvios, pero también debería serlo para la Gran Señora, aunque únicamente pensara en su beneficio e interés.

¿De qué sirve que sus acólitos manipulen los informativos si no los ve nadie?

Pues de nada.

Alfonso García

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