Hay que reconocer que, espigando a la velocidad que se puede el sumario del ‘caso Gürtel’, del que, en una última parte, ha visto levantado el secreto, tenía razón el PP al señalar en estos días pasados que no habría ni asuntos nuevos, ni imputados nuevos, ni, en puridad, una trama de financiación ilegal del partido. Habrá que conocer más en profundidad, en la medida en que no sólo pueda continuarse la lectura sino ampliando la investigación, algunos detalles concretos, pero creo sinceramente que las cosas son así.
Es más, en el caso del ex tesorero del PP Luis Barcenas, que algunas informaciones presentaban como el gran protagonista del sumario, tampoco hay novedades importantes. Todo lo que a él se refiere, ya sea en grabaciones de conversaciones de los imputados como en informes policiales o asuntos fiscales, ya era conocido y constituye la base del suplicatorio votado en el Senado y de su imputación en el Tribunal Supremo. Precisamente por ello, nos falta, incluso para hacer una valoración subjetiva, el contenido de las declaraciones y de las pruebas y documentos que Bárcenas haya podido presentar ante el Supremo sobre estas cuestiones, ya que en el sumario del ‘caso Gürtel’ sólo aparecen, aunque sea subrayadas, las acusaciones o las sospechas.
Que no haya financiación ilegal del PP puede tranquilizar a ese partido, pero eso no quita la gravedad de lo organizado y ejecutado por una trama de personas, en la que había antiguos cargos del partido, que se han aprovechado para enriquecerse ilegalmente y para ocultar aquí y allá sus ganancias ilícitas. Lo que desvela el sumario, y es tremendo, es un sistema al amparo de la política, o aprovechándose de ella y de las instituciones públicas, que merece no sólo el castigo que los tribunales estimen adecuado, sino la revisión de los controles y de los procedimientos administrativos para que, en la medida de lo posible, se evite en el futuro. Un sistema, por cierto, que, aunque no sea con la extensión de éste, se hace palpable en otros casos de corrupción, sean del PP o de otros partidos, que de todo hay.
Germán Yanke