Eso de ser honrado y parecerlo no funciona con Luis Bárcenas. El PP sigue sin dar de baja a su ex tesorero y no le ha quitado ni el despacho ni el abogado. La expresión que más repiten hoy los dirigentes conservadores es la de «hechos acreditados». Quieren decir que Bárcenas será inocente hasta que Antonio Pedreira sentencie lo contrario. Imputación no equivale a condena, pero cuando la Policía da a conocer indicios que apuntan «sin género de duda» al enriquecimiento de Bárcenas y Francisco Correa habla de que dio millones de pesetas a «Luis, el cabrón», la situación no es precisamente airosa. Ni para Bárcenas ni para Mariano Rajoy. Aun sin sentencia, las posibilidades de que el ex tesorero recupere la honorabilidad son muy remotas.
En el último comité ejecutivo nacional del PP se habló mucho de honradez y contundencia. Y Rajoy prometió acabar con las «conductas poco presentables». Bárcenas entra en esa categoría pero en Génova nadie parece recordarlo. Hace pocos días, María Dolores de Cospedal dijo que la diferencia del trato dado a Jaume Matas se explicaba por la «alarma social». Se supone que el que fuera president de Baleares la provoca, pero Bárcenas no.
Esperanza Aguirre, que ha estado meses deseando que el sumario se conozca «para que todos podamos saber de qué estamos hablando» dice ahora que leer 50.000 folios lleva mucho tiempo y que no sabe cómo podrá hacerlo sin un buscador. Ya avanza que la Policía «del Gobierno» no va a juzgarla ni a ella ni a sus compañeros. Entre muchas otras cosas, en los 50.000 folios figura cómo la Comunidad de Madrid adjudicaba contratos saltándose cualquier norma que se encontrara en el camino.
Soraya Sáenz de Santamaría y sus compañeros de siglas no ven «nada nuevo» en el sumario del ‘caso Gürtel’ conocido hoy. Los demás sí.
Luz Sanchis