El relevo de la Presidencia Europea es sin duda un reto mayúsculo para España. Lo es porque estamos a la cola en prácticamente todos los valores socioeconómicos medibles con respecto a nuestros colegas de la Unión. Y lo es más aún al preguntarse lo siguiente: ¿si los propios españoles no se fían de sus líderes, cómo van a hacerlo el resto de europeos? Difícilmente.
La última encuesta de Metroscopia sobre clima social no deja lugar a dudas. Aunque el PP sigue aventajando en tres puntos y medio al PSOE en intención de voto, ésa es sólo la ventaja del «menos malo». Tanto el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, como el líder de la oposición, Mariano Rajoy, están en sus peores niveles de valoración popular. Mientras más de la mitad de los españoles (un 52%) desaprueba la gestión del socialista, un arrollador 68% de los electores no favorece las acciones llevadas a cabo por el de Santiago de Compostela. Números que deberían provocar una profunda reflexión en ambos políticos y sus respectivos partidos. Y que posiblemente llenen de temor al resto de ciudadanos de la Unión.
Cuando el presidente de un país recibe un informe que indica que casi el 70% de la población tiene «poca o ninguna confianza» en él, debería darse cuenta de que algo está haciendo mal. Más si cabe cuando cerca del 40% de los votantes de su propio partido afirma exactamente lo mismo, y un 63% de los electores piensa que el jefe de su Ejecutivo camina sin rumbo, improvisando día a día. Con mayor razón aún, cuando se le anuncia que dos tercios de los electores creen que no debe presentarse a la reelección. Lamentablemente, todos en España sabemos bien lo que hará el presidente con esos datos: nada. Nada, de nada, de nada.
Pero la desconfianza no entiende de partidos. En Génova tampoco tienen motivos para la alegría. La mitad de sus votantes fieles asegura no confiar en Mariano Rajoy. Y no hay que olvidar que hace apenas dos meses otra encuesta aseguraba que los populares preferían como líder a Alberto Ruiz-Gallardón. Es más, incluso los electores socialistas veían al alcalde de Madrid como una mayor amenaza para las próximas elecciones presidenciales, en caso de ser cabeza de listas del PP. Los datos son reveladores, no hay duda. Pero todos sabemos muy bien lo que hará el líder de la oposición con ellos. ¿Lo adivinan? Pues nada. Nada, de nada, de nada.
Así las cosas, año nuevo y por aquí todo sigue igual. Nosotros seguiremos desconfiando de nuestros políticos, y ellos continuarán llevándonos por los senderos equivocados. Esperemos que el resto de Europa no sufra demasiado las consecuencias. Dios les pille confesados. www.miguelangelrodriguez.net
Miguel Ángel Rodríguez