sábado, abril 27, 2024
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Patética ETA

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El documento publicado en dos periódicos nacionalistas según el cual diez personas anuncian su ingreso en ETA es una de las muestras más evidentes de la decadencia y la desesperación de la banda. Diez personas en búsqueda y captura por pertenecer a un entramado que es la misma ETA aseguran, con el único objetivo de dar una imposible sensación de pujanza, que pasan a formar parte de ella. Cuatro aparecen fotografiados, ningún nombre propio bajo la carta. Lo del otro día, los ex presos quejándose de los acercamientos discrecionales e intencionados, era, en el fondo, un error estratégico. En vez de aunar, separaba y se visualizaba, además, que son eso, ex presos, que ya están en la calle, que podían quejarse y estar en la órbita de la banda, pero no era el momento de volver a las andadas. Ahora, sosteniendo el ridículo y el agotamiento, hay que ofrecer la apariencia de que ETA sigue teniendo capacidad de convocatoria y consigue diez nuevos terroristas que ya estaban en ello.

Si lo hacen así, tan burdamente, es porque sus apoyos sociales están totalmente alejados de la realidad y, por ello mismo, de cualquier atisbo de espíritu crítico o porque en esa situación se encuentran ellos mismos y los dirigentes de la banda terrorista. O por las dos cosas a la vez ya que, como se constata cada día con más evidencia, las relaciones de unos y otros (pistoleros con colaboradores, colaboradores con sostenedores, sostenedores con forofos, etc.) se desarrollan en un caldo de cultivo sin comunicación alguna con lo que ocurre fuera, sin dar opción alguna a lo razonable. Se retroalimentan, se reafilian ellos mismos, se repiten las mentiras, se lamen las heridas, se desnudan moral e intelectualmente.

Pero, al mismo tiempo, siguen manteniendo su capacidad de matar, de amenazar con peligro cierto, de revolverse totalitariamente, de hacer realidad lo que está en la entraña de su ideología: la violencia terrorista. Es más, toda esta patética actuación de los últimos tiempos demuestra la justeza de una tesis ya conocida pero que demasiado a menudo se olvida: que ese autismo revela la inexistencia del más mínimo resorte interno, en la banda y en los aledaños dependientes de ella, para abandonar el terror, la muerte y la extorsión. No es motivo para la desesperación, sino para todo lo contrario: también se acrecienta la impresión, claramente acertada, de que, si se sigue actuando con energía (con la energía de la ley) se puede derrotar a ETA.

Germán Yanke

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