sábado, abril 27, 2024
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Los principios y la eficacia

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El pasado viernes 7 de junio, terminaron las negociaciones entre los gobiernos de México y Estados Unidos, donde ambos se declaran ganadores.

Hacerlo no es contradictorio, pues en la concertación política debe buscarse el ganar-ganar, con el mínimo propósito de lograr que las partes obtengan los beneficios suficientes para garantizar la supervivencia temporal del acuerdo. 

Nuestra relación con Estados Unidos siempre ha sido marcada por la asimetría. El ingrato papel de gran potencia lo inaugura invadiendo nuestro país y conquistando la mitad del territorio. 

Cada momento importante de nuestra historia ha sido definido por la cercanía con el imperio; empeñado en ejercer una política intervencionista.
Ante ella, México ha sabido responder con los principios establecidos en las doctrinas Carranza y Estrada, sobre el reconocimiento de gobiernos y la auto determinación de los pueblos. Así como por cierta dosis de pragmatismo para encontrar los puntos donde la negociación nos puede ser favorable. 

Los acuerdos comerciales asimétricos de la época neo liberal y el abandono de los principios a la llegada formal de la derecha al poder, acrecentaron la dependencia.
La visión ultra nacionalista de Trump implicaba un riesgo, este se hizo actual con la amenaza de incrementar paulatinamente el porcentaje del arancel a los productos importados desde México, iniciando el lunes 10 de junio, con 5% hasta llegar al 25% en caso de no acceder a sus demandas unilaterales.

El costo para la economía mexicana hubiera sido el decrecimiento casi a cero del Producto Interno Bruto (PIB) y la devaluación de nuestra moneda frente al dólar, (tipo obligado para las transacciones).

El Presidente Andrés Manuel López Obrador envió una delegación encabezada por el Canciller, Marcelo Ebrard. La respuesta de Trump fue la acostumbrada, el desdén y el insulto.
Ante estos, la derecha mexicana, rabiosa, incitaba a la ruptura de las relaciones y a llevar así al País a una crisis económica de la cual pudiera culparse al gobierno de la 4T y de esta manera, recuperar sus privilegios. 

Una vez más, con el talento obtenido en siglos de asimetría, el Gobierno mexicano, empleó el único punto donde la balanza comercial lo favorece: la compra de maíz, de la cual dependen casi dos millones de agricultores norteamericanos. En época electoral esos números cuentan.

La delegación mexicana obtuvo entonces un acuerdo.

El desafortunado estilo del ahora inquilino de la Casa Blanca, lo anunció como un triunfo para su política migratoria, mientras la derecha nativa, desgarró sus vestiduras, inmolándose ante una Patria que no entienden ni como concepto. Sin embargo el convenio, evitó el incremento arancelario, impidió la intención de obligar a México a convertirse en “tercer país seguro” y comprometió a los EEUU a financiar con 5.000 mdd el plan de desarrollo integral para el sur de México y los países del Triángulo Norte de Centroamérica: Guatemala, Honduras y El Salvador.

El costo es alto, se desplegarán 6.000 elementos de la recién creada Guardia Nacional en la frontera sur para asegurar la aplicación de las leyes migratorias mexicanas. Las cuales, con motivo de la visión humanista de la 4T habían sido flexibilizadas. 

La eficacia también es un principio. No sólo es la capacidad de lograr el efecto que se desea o se espera. Es la habilidad exigible al Gobierno para obtener los resultados en forma oportuna y adecuada. Es la determinación para tomar decisiones en el marco del compromiso social y político ante la Nación.

 

Ariel Maldonado Leza

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